«¡Este es mi juramento, y jamás lo abandonaré!».[1]  Esa fue la declaración de Nichiren Daishonin, quien frente a las dificultades expresó su rotunda determinación de lograr el kosen-rufu para la felicidad de todas las personas. Y ese mismo corazón fue el que impregnó de decisión cada momento de la capacitación compartida por los cuarenta y un viajeros.

Las enormes sonrisas de victoria por haber llegado y haber superado todos los obstáculos fue una de las características principales de ambas jornadas, en donde los participantes compartieron con inmensa alegría sus triunfos basados en la fe, y su decisión de hacer avanzar el kosen-rufu en cada uno de sus lugares. 

En esta oportunidad, muchos de los participantes viajaban por primera vez a una capacitación, y conocieron los Centros Culturales del Auditorio de la Paz, el Centro Soka de Mujeres por la Paz, el Centro Cultural de la Zona Norte y el Centro Cultural de los Jóvenes Maestro Daisaku Ikeda.

Durante la capacitación, compartieron impresiones, experiencias, disfrutaron de presentaciones artísticas y fueron los invitados especiales del grandioso Festival de Cultura Soka Un nuevo amanecer.

Maximiliano (33), de Rosario, comentó que venir a la capacitación le brindó muchísimas reflexiones: «Pude notar la alegría vibrante de cada uno, que a pesar de los enormes desafíos que seguramente atraviesan, se brindan en todo momento con una sonrisa enorme. Pude renovar mi juramento y trazarme nuevos desafíos gracias al aliento inmenso que me llevo de esta capacitación. Mi desafío en adelante va a ser llegar al corazón de todos los jóvenes y desafiarme en concretar que más personas conozcan el corazón de mi maestro».

Para cada uno de los presentes, este encuentro marcó un nuevo punto de partida. Renovaron juntos la decisión de avanzar basados en la oración por la felicidad de todas las personas de sus comunidades.

El maestro Ikeda expresó:

«Un juramento, en el mundo del budismo, es el poder de cortar las cadenas del karma, liberarnos de los grilletes del pasado y forjar una identidad capaz de observar el nuevo futuro con esperanza. En otras palabras, el poder de un juramento nos permite desarrollarnos mediante las enseñanzas del Buda, hacernos cargo de nuestro propio futuro basados en una sólida conciencia de nuestra identidad, y sostener los esfuerzos en esta dirección. Hacer un juramento constituye el punto de partida primordial de todos los cambios». [1]

¡Muchísimas felicitaciones por este nuevo punto de partida!

CITAS

[1] IKEDA, Daisaku: Disertación sobre «La apertura de los ojos», Buenos Aires: Azul índigo, 2016, pág. 104.