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La historia de la científica Tamara Rubilar: una madre que creó valor desde la adversidad

La historia de la científica Tamara Rubilar: una madre que creó valor desde la adversidad

La historia de la científica Tamara Rubilar: una madre que creó valor desde la adversidad

Humanismo Soka

viernes, 28 de noviembre de 2025

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Recientemente, el país quedó conmovido por la historia de la científica argentina del CONICET, Tamara Rubilar. Su recorrido, nacido de un profundo dolor, guiado por la intuición y sostenido por una fuerza extraordinaria para encontrar respuestas donde no las había, la llevó a crear una tecnología y una empresa que transformaron la calidad de vida de muchas personas.

Recientemente, el país quedó conmovido por la historia de la científica argentina del CONICET, Tamara Rubilar. Su recorrido, nacido de un profundo dolor, guiado por la intuición y sostenido por una fuerza extraordinaria para encontrar respuestas donde no las había, la llevó a crear una tecnología y una empresa que transformaron la calidad de vida de muchas personas.

Recientemente, el país quedó conmovido por la historia de la científica argentina del CONICET, Tamara Rubilar. Su recorrido, nacido de un profundo dolor, guiado por la intuición y sostenido por una fuerza extraordinaria para encontrar respuestas donde no las había, la llevó a crear una tecnología y una empresa que transformaron la calidad de vida de muchas personas.

Tamara es bióloga e investigadora del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET), en Chubut. Es Patagónica, criada y formada en Puerto Madryn, y su vida dió un giro inesperado cuando nació su segundo hijo.

A los seis meses, cuando el bebé comenzó a comer, aparecieron los primeros síntomas: inflamación de garganta, alergias severas, broncoespasmos. Nadie tenía respuestas claras. Finalmente, fueron derivados a un hospital Buenos Aires, donde en inmunología recibieron un diagnóstico desolador: el niño tenía una enfermedad autoinmune desconocida. Su sistema inmunológico atacaba su propio cuerpo, y al mismo tiempo no tenía defensas para enfrentar el mundo exterior.

A esa angustia se sumó un dato familiar estremecedor: otros niños con síntomas similares no habían superado los tres años de vida. El tratamiento propuesto era solo paliativo, con medicaciones fuertes y un pronóstico incierto. «Yo me imaginaba este futuro y no podía dormir…», recuerda Tamara.

Entonces, surgió la fuerza y convicción propia de una madre, y Tamara se convirtió en una investigadora incansable. Volcó todas sus capacidades científicas en buscar alternativas. Hace una década, el conocimiento sobre este tipo de enfermedades era escaso, pero en estudios pioneros encontró una pista: los antioxidantes reducían la inflamación intestinal en modelos animales, lo que permitiría que su hijo pudiera extraer nutrientes de los alimentos.

Comenzó en su cocina, preparando extractos caseros de todo lo que pudiera contener antioxidantes. En medio de esa búsqueda, un colega de Brasil le envió un artículo científico que describía una molécula con una propiedad única: no solo era antioxidante, sino que modulaba el sistema inmunológico. Había un solo problema: estaba escrito en ruso.

Fue entonces cuando apareció otra pieza del destino. Su madre, de origen ruso, le tradujo el artículo por teléfono. ¿De dónde provenía la molécula milagrosa? De los erizos de mar.

La coincidencia parecía casi mística: en su propio laboratorio trabajaban con erizos, aunque con otras moléculas. Se contactó con el científico que la había descubierto, preparó un extracto de los erizos locales y confirmó que sí: contenían equinocroma A, un pigmento marino presente en erizos como Arbacia dufresnii, abundantes en la zona de Puerto Madryn


Arbacia dufresnii [Imagen: CONICET https://www.conicet.gov.ar/investigadores-e-investigadoras-del-conicet-trabajan-en-una-empresa-de-base-tecnologica-para-cultivar-erizos-de-mar/


Pero surgió un obstáculo inesperado: Argentina era uno de los pocos países donde los erizos de mar no podían consumirse. Fue necesario solicitar un cambio en el Código Alimentario Argentino para que se aprueben sus fines nutricionales.

Mientras tanto, Tamara y su marido hacían lo que podían: él buceaba y recolectaba erizos; ella preparaba los extractos. Primero, los probaron ellos mismos, y, luego, se los administraron a su hijo. En un año, el niño dejó de necesitar corticoides. Era una recuperación que parecía imposible.

Sin embargo, Tamara sintió que ese conocimiento no podía quedarse solo en su historia personal. Como científica, decidió ir más allá: desarrollar una tecnología que permitiera obtener la molécula sin pescar ni sacrificar erizos. Así, nació una nueva industria en Argentina: la biotecnología acuícola, que cría erizos en cautiverio para que acumulen la equinocroma en sus huevas, desde donde se obtiene el extracto de manera sustentable.

Finalmente, creó una empresa de suplementos dietarios basados en evidencia científica, hoy disponibles para miles de personas. Una solución que nació de la desesperación de una madre, pero que se transformó en un aporte para la salud de toda la población.

El maestro Daisaku Ikeda una vez expresó: «Hasta el sufrimiento más penoso puede convertirse en crecimiento para cumplir la misión. Las personas que no han experimentado luchas penosas ni conocen el contacto con la adversidad no consiguen comprender el corazón de sus semejantes. Solo podemos guiar a las personas a la felicidad cuando hemos conocido el sabor áspero de la amargura. Considerar los sufrimientos meramente como expresión del “karma negativo” es mirar hacia atrás. Uno debería tener otra actitud: “Estos son sufrimientos que emprendo y supero para cumplir mi misión. Yo mismo determiné remontar estos problemas gracias a la fuerza de la fe”. Cuando comprendemos este principio por el cual “creamos deliberadamente nuestro karma”, cambia por completo nuestra visión de la vida; lo que antes considerábamos un destino, ahora pasa a ser “misión”. No hay ninguna forma de que no podamos superar aquellos sufrimientos que nosotros decidimos crear y transformar». [1]

Tal como muestra esta historia de una madre que, a partir de un gran sufrimiento fue capaz de superar los límites de lo establecido y aportar positivamente en la comunidad, consideramos la creación de valor como aquella capacidad humana de hallar sentido a cualquier circunstancia, de mejorar la propia existencia y contribuir al bienestar de los demás.

Al respecto, el maestro Ikeda también afirmó: «Conozco a muchas personas que, a simple vista, parecen ignotos ciudadanos anónimos, pero poseen una nobleza interior extraordinaria; que nunca han ido más allá de su ciudad natal, pero sienten genuino compromiso con la paz y la prosperidad del mundo. La manifestación concreta de cualidades humanas como la sabiduría, el valor y la solidaridad implica, en lo profundo, percibir la trama de vínculos que entrelaza todas las expresiones de la vida. Este concepto, en la cosmovisión budista se denomina “interdependencia universal”. 

El budismo busca cultivar una sabiduría afianzada en esta clase de resonancia empática con todas las formas de vida. En su marco conceptual, la sabiduría y la solidaridad se encuentran íntimamente ligadas y se fortalecen una a la otra. Pero, en el budismo, esta empatía solidaria no implica la supresión forzada de nuestras emociones naturales, ni la negación de nuestras afinidades y rechazos. Por el contrario, significa comprender que aun lo que nos genera aversión tiene cualidades que pueden contribuir a nuestra vida; aun eso que nos desagrada representa una oportunidad de desarrollar nuestro humanismo. Por otro lado, el deseo solidario de contribuir al bienestar de los demás hace surgir, en forma creativa, una sabiduría sin límites». [2]




CITAS

[1] IKEDA, Daisaku: La sabiduría del Sutra del loto, Buenos Aires: Azul índigo, 2019, vol. II, págs. 101/126.

[2] IKEDA, Daisaku: El nuevo humanismo, México, D. F.: Fondo de Cultura Económica, 1999, págs. 63 - 74. Véase: https://www.daisakuikeda.org/es/sub/resources/works/lect/lect-08.html#:~:text=Por%20el%20contrario%2C%20significa%20comprender,moderno%20del%20ciudadano%20del%20mundo

© Humanismo Soka - 2024

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