En tiempos en que las redes sociales acortan nuestras lecturas a segundos y los desafíos de la vida cotidiana nos dejan poco tiempo para detenernos, puede parecer intimidante acercarse a una obra tan extensa y compuesta hace más de dos milenios. Sin embargo, entre los versos antiguos de la Odisea de Homero late un corazón profundamente humano que sigue hablándonos hasta el día de hoy. Y, si todavía se necesita un impulso más para embarcarse en esta travesía literaria, recientemente se anunció que el aclamado director de cine Christopher Nolan, quien realizó obras como Oppenheimer (2023), Interestelar (2014) y El origen (2010) está trabajando en una nueva película que plasmará esta epopeya, cuyo estreno tendrá lugar en 2026. 

Primer imagen promocional de Matt Damon como Ulises en la próxima película de Christopher Nolar. (Imagen: Universal Pictures)

El arte de reinventarse en la adversidad

La Odisea es la historia del regreso de Odiseo (también conocido como Ulises) a la isla en la que reina: Ítaca. Luego de pasar diez años en la guerra de Troya, su retorno le lleva otros diez años, marcados por obstáculos que lo obligan a replantearse cada paso.

Desde que abandona Troya, Odiseo emprende un viaje lleno de peligros. En el trayecto se cruza con criaturas aterradoras como el Cíclope, con hechiceras como Circe y con cantos seductores como los de las Sirenas. Cada uno de estos encuentros representa desafíos que todos enfrentamos en distintos momentos: la violencia que desborda, las distracciones que adormecen, las situaciones que parecen no tener salida.

Sin embargo, Odiseo no es un héroe por su fuerza, sino por su ingenio. Su verdadera arma es la mente. Observa, escucha, piensa, y actúa con astucia. Cuando queda atrapado en la cueva del Cíclope, no se rinde: diseña un plan, confía en su estrategia y logra escapar. Cuando Circe transforma a sus hombres en animales, él busca comprender, dialoga y aprende. Cada adversidad es, para él, una oportunidad de crecimiento.

Esta historia propone una reflexión acerca de la actitud hacia las dificultades, que inevitablemente todos los seres humanos debemos atravesar. Nos invita a pensar que un problema puede ser una puerta hacia un nuevo comienzo, y cada caída, una enseñanza. En cada uno de nosotros habita, silenciosamente, el mismo coraje que hizo que Odiseo no dejara de remar hacia su Ítaca.

Perseverar hacia un sueño

El regreso a Ítaca, la patria de Odiseo, es el eje que guía toda la historia. Pero Ítaca no es solo una isla en el mapa. Para Odiseo, representa el hogar, la familia, el reencuentro con Penélope, su fiel amada. Para nosotros, puede ser cualquier cosa que nos dé sentido: un sueño, un objetivo.

El viaje hacia Ítaca está lleno de desvíos y obstáculos, y eso vuelve la meta de llegar aún más valiosa. Nos propone pensar que cada paso que damos hacia aquello que deseamos nos transforma. A veces parece que no avanzamos, que retrocedemos. Pero, como le ocurre a Odiseo, el aprendizaje acumulado a lo largo del camino es, muchas veces, más importante que la llegada misma.

Cada persona tiene su propia Ítaca, y no hay un solo modo de alcanzarla. Lo esencial es no olvidar por qué partimos, qué es lo que nos impulsa. La Odisea nos recuerda que, aunque el trayecto sea largo y complejo, siempre vale la pena mantener viva esa dirección interior.

«¡Aguanta, corazón! Algo peor has soportado»

Entre las hazañas y peligros, La Odisea también está llena de momentos de introspección. Odiseo, a pesar de ser un héroe, también tiene dudas, se entristece y reflexiona. Sin embargo, cuando uno tiene una firme convicción en una sólida filosofía, surge la sabiduría para alentarse a uno mismo y avanzar incluso en la soledad. Al final del canto XX, Odiseo se anima a sí mismo con estas palabras: «¡Aguanta, corazón! Algo peor has soportado». Y así sigue adelante.

Cada vez que decidimos no abandonar nuestros sueños, que enfrentamos un problema con creatividad, que elegimos actuar desde el propósito y no desde el miedo, estamos escribiendo nuestra propia Odisea.

El maestro Daisaku Ikeda también escribió una gran obra épica en 30 tomos, titulada La nueva revolución humana. En su epílogo, nos invita a cada uno de nosotros a ser los protagonistas de una saga heroica por la felicidad propia y la de las demás personas: «[Todos] somos los protagonistas estelares de una saga gloriosa que transcurre en el gran escenario de la vida, donde los vientos helados del invierno se convierten en la tibia brisa primaveral, y las aflicciones se transforman en alegría. La nueva revolución humana es una épica sobre la transformación del destino en misión». [1]

Al cerrar el libro de la Odisea, queda una certeza: nosotros también somos los protagonistas de una gran historia. ¡No temamos a las tormentas, entonces! Sigamos adelante, y triunfemos en el aliento de corazón a corazón sin perder de vista nuestra Ítaca, que es el sueño de un mundo de paz y felicidad para todas las personas.

CITAS

[1] IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, Buenos Aires: Azul índigo, 2018, vol. 30 parte 2, pág. 229.