Humanismo Soka
Derechos de autor Griffith University
Esta pintura rupestre tiene una antigüedad de 51.200 años, y fue hallada en la cueva caliza de Leang Karampuang al sur de la isla de Célebes o Sulawesi en Indonesia.
Esta obra señala la pintura de un cerdo salvaje con la boca parcialmente abierta con tres figuras antropomorfas que aparentemente estarían cazando al animal. Para los habitantes de Indonesia, el cerdo, cumplía un rol fundamental como base económica de su comunidad, por lo que no resulta sorprendente que hubieran elegido esta especie para su representación gráfica.
Este arte rupestre fue descubierto en el año 2017 pero recientemente se pudo conocer su fechado. Para poder datar estas pinturas, los investigadores utilizaron sistemas de escaneo o imágenes de series de uranio por ablación láser, un método poco dañino y destructivo para las pinturas. Esta tecnología utiliza láser acoplado a un espectrómetro de masas que analiza muestras de carbonato de calcio más próximas a los pigmentos y realiza dataciones mucho más exactas.
Este increíble hallazgo aporta gran conocimiento acerca de nuestra historia, ya que hasta el momento, el arte más antiguo hallado producido por nuestros antepasados correspondía a la cueva Blombos en Sudáfrica, con una antigüedad entre 75.000 y 100.000 años. Sin embargo, las pinturas de la cueva de Blombos eran geométricas y abstractas. Por el contrario, este nuevo hallazgo en Indonesia nos presenta dibujos de personas y animales, permitiendo profundizar el conocimiento en la forma de vida de aquellas comunidades prehistóricas.
«La vida y la esencia del arte –sea la pintura, la música o la danza– yacen en expresar por medio de un manantial de emociones el reino universal del espíritu humano. Es la fusión de lo individual con lo universal. Por eso, el gran arte se extiende más allá de las fronteras étnicas y nacionales». [1]
Vista aérea del lugar donde se encontró la pintura (Google Arts & Culture).
CITAS:
[1] Daisaku Ikeda: La nueva revolución humana vol. 7, cap. «La flor de la cultura», págs. 35 y 36.