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¡Cultivar la juventud! 5. Los cuentos de Antón Chéjov

¡Cultivar la juventud! 5. Los cuentos de Antón Chéjov

¡Cultivar la juventud! 5. Los cuentos de Antón Chéjov

Humanismo Soka

jueves, 27 de noviembre de 2025

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Los relatos de Antón Chéjov nos invitan a mirar la vida común con nuevos ojos: a descubrir en cada gesto, en cada palabra sencilla, la dignidad de la existencia humana. En ellos late el mismo espíritu que anima al humanismo del budismo Soka: la convicción de que la vida de cada persona contiene un valor infinito.

Los relatos de Antón Chéjov nos invitan a mirar la vida común con nuevos ojos: a descubrir en cada gesto, en cada palabra sencilla, la dignidad de la existencia humana. En ellos late el mismo espíritu que anima al humanismo del budismo Soka: la convicción de que la vida de cada persona contiene un valor infinito.

Los relatos de Antón Chéjov nos invitan a mirar la vida común con nuevos ojos: a descubrir en cada gesto, en cada palabra sencilla, la dignidad de la existencia humana. En ellos late el mismo espíritu que anima al humanismo del budismo Soka: la convicción de que la vida de cada persona contiene un valor infinito.

La belleza escondida en lo cotidiano

Antón Pávlovich Chéjov (1860-1904) fue médico y escritor. Ambas vocaciones se fundieron en una misma sensibilidad: observar el dolor humano con ternura, sin dramatismo ni condena. A lo largo de su vida, mantuvo una postura firme contra cualquier forma de autoritarismo: denunció la humillación de los más vulnerables, la falsedad, la injusticia y la autocomplacencia de quienes detentaban el poder.

En su cuento más conocido, La dama del perrito (1899), la vida cotidiana se revela como escenario de lo trascendente. El relato narra el encuentro entre Gurov, un hombre insatisfecho con la vida, y Anna Serguéievna, una joven de provincias, durante unas vacaciones en Yalta. Lo que comienza como un episodio pasajero se convierte en una transformación interior silenciosa. En medio de las pequeñas rutinas —los paseos, el ruido del mar, el movimiento de un abanico— Chéjov ilumina el despertar de dos vidas que estaban dormidas:

«La dama lo miró e inmediatamente bajó los ojos y los fijó en la mesa.

—No muerde —dijo y se sonrojó.

—¿Puedo darle un hueso? —preguntó Gurov; y cuando ella asintió, volvió a decir cortésmente—. ¿Hace mucho que está usted en Yalta?». [1]

Nada extraordinario ocurre y, sin embargo, en ese primer encuentro todo cambia para ellos. Esa es la fuerza del arte de Chéjov: su capacidad de hacer que lo ordinario brille con una luz nueva. En los gestos mínimos de sus personajes late una verdad universal: la vida humana, por común que parezca, merece ser comprendida y valorada.


Anton Pavlovich Chéjov. (1904). Chéjov, foto tomada en Badenweiler. [Imagen: dominio público, recuperado de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Anton_Chekhov_1904.JPG]


El eco del sufrimiento y la ternura

Chéjov suele generar mucha identificación en sus lectores: uno siente que, de algún modo, se refleja en las situaciones que plantea. Sus relatos dialogan con preocupaciones que atraviesan todas las épocas: la soledad, la melancolía, el amor que ya no está, las vacilaciones, las preguntas sin respuesta.

En muchos de sus cuentos, Chéjov vuelve su mirada hacia quienes apenas tienen voz. En Vañka (1886), un niño aprendiz escribe una carta desesperada a su abuelo desde Moscú. Sufre maltratos, hambre y soledad. Vañka deposita la carta en el buzón, sin dirección exacta, con la inocente esperanza de que llegue. Su gesto, aunque destinado al fracaso, encierra una fe pura en la bondad humana. Chéjov no necesita grandes discursos para conmovernos: basta ese pequeño acto para despertar compasión y reflexión en el lector.

En el cuento La tristeza (1887), un cochero anciano intenta contar a sus pasajeros que ha perdido a su hijo. Nadie lo escucha; todos están demasiado ocupados. Solo cuando llega al establo puede hablarle a su caballo. En esa escena final —un hombre solitario hablando al único ser que le presta atención— se condensa la verdad profunda del universo de Chéjov: la necesidad de ser escuchados, de hallar un lazo de comprensión en medio del silencio.

Ambos cuentos son espejos de la humanidad más sencilla. Nos recuerdan que detrás de cada rostro hay un mundo de dolor y esperanza, y que una sola palabra amable puede transformar un corazón.


El valor de cada vida

La lectura de Chéjov puede ser una forma de revolución interior: nos ayuda a descubrir que el sufrimiento no es un callejón sin salida, sino un punto de partida para comprender y transformar. Sobre el cambio interior, aspecto clave expuesto por las enseñanzas budistas, en una ocasión el maestro Ikeda expresó: 

«El budismo de Nichiren percibe también, en lo profundo de cada persona que sufre, el potencial de la budeidad, y enseña el medio para despertar y manifestar ese estado de vida. En otras palabras, pone en primer plano la creatividad, la autonomía y el potencial supremo y positivo de todos los seres humanos. A ese proceso de transformación interior, iniciado por el propio sujeto, lo llamamos revolución humana». [2]

Por su parte, Chéjov escribió sobre personas comunes, y en ellas halló la grandeza del espíritu. Sus cuentos nos alientan a mirar a los demás —y a nosotros mismos— con ternura y respeto, reconociendo que en cada ser humano habita un universo de posibilidades.

En la novela La nueva revolución humana, el maestro Ikeda transmite este mismo espíritu a través de las siguientes palabras: 

«Apoyar y alentar a las personas y permitir que las semillas de la misión florezcan en sus vidas, no nos llena de gloria; es una actividad que exige grandes esfuerzos y, en la mayoría de los casos, pasa inadvertida. Muchas personas no reconocen el noble significado de ese trabajo, y quienes lo hacen, tal vez traten de evitarlo porque es demasiado sacrificio. Pero la convicción inamovible de Shin’ichi [pseudónimo de Daisaku Ikeda] era que la paz del mundo solo empezaría a despuntar en cada individuo; el método era confiar en su capacidad y extraer el resplandor de su interior». [3]



NOTAS

Imagen de portada: Anton Pavlovich Chéjov. (1889). Retrato de Anton Chéjov. Wikimedia Commons. Dominio público. Recuperado de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Anton_Chekhov_1889.jpg 

[1] CHÉJOV, Anton: La dama del perrito y otros cuentos, Buenos Aires: Longseller, 2000, pág. 23.

[2] IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, Buenos Aires: Azul índigo, 2016, vol. 9. pág. 195.

[3]  IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, Buenos Aires: Azul índigo, 2019, vol. 30. pág. 230.

© Humanismo Soka - 2024

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