Humanismo Soka
El maestro Ikeda tenía sesenta y cinco cuando comenzó a escribir La nueva revolución humana. A esa edad, anunció su determinación de iniciar la colosal obra de una novela que abarcaría treinta volúmenes. Previamente, había escrito la novela precursora: La revolución humana, que detalla los esfuerzos de Josei Toda como segundo presidente de la Soka Gakkai, en reconstruir la Soka Gakkai a partir de la Segunda Guerra Mundial.
A lo largo de cincuenta y cuatro años, el maestro Ikeda, en medio de su entera dedicación en abrir rutas de la paz mundial, se dedicó con total entrega a la escritura para completar ambas novelas.
La nueva revolución humana consta de 6469 entregas sucesivas que fueron publicadas en el Diario Seikyo y que finalmente concluyó el 8 de septiembre de 2018.
Con motivo del 7.° aniversario desde su última publicación, en esta oportunidad compartimos fragmentos del epílogo de la novela, en donde el maestro Ikeda plasmó sus reflexiones y aspiraciones expresando como legado su anhelo de que cada uno de sus discípulos pueda escribir su propia historia de brillante revolución humana.
Fragmentos del Epílogo de La nueva revolución humana:
Se han abierto, de par en par, las puertas de un nuevo capítulo de la historia. El sol del budismo Nichiren hoy resplandece radiantemente en el cielo del siglo XXI, y el estandarte del humanismo Soka flamea en 192 países y territorios del mundo.
Nichiren Daishonin escribe: «Es seguro que la gran Ley pura de Nam-myoho-renge-kyo se propagará y será proclamada en forma amplia en todo el territorio de Jambudvipa [es decir, el kosen-rufu del mundo entero]». La Soka Gakkai ha hecho realidad estas palabras del Daishonin creando este inmenso río eterno del kosen-rufu mundial que nutrirá y enriquecerá los más de diez mil años del Último Día de la Ley.
Han transcurrido cincuenta y cuatro años desde que comencé a escribir La revolución humana, el 2 de diciembre de 1964, y 25 años desde que inicié la creación de La nueva revolución humana [el 6 de agosto de 1993]. Estoy seguro de que mi maestro Josei Toda estará feliz y sonriente de ver que su discípulo ha finalizado la crónica sobre la labor de la Soka Gakkai en pos del kosen-rufu habiendo consagrado alma y vida a este desafío literario.
En La revolución humana, concebida como una novela biográfica sobre mi maestro, me propuse dar a conocer al mundo su vida y su obra, y contar la verdad sobre el hombre que perseveró afrontando el peso de todas las críticas y los prejuicios sobre la Soka Gakkai. También quise dejar a la posteridad una crónica fiel y verdadera sobre el espíritu de la Soka Gakkai, y un testimonio sobre el camino de la fe genuina.
La verdadera grandeza de un mentor se mide por la vida y los logros de sus discípulos. Además, para transmitir el espíritu del señor Toda a las generaciones futuras, sabía que tendría que narrar las luchas de los discípulos que heredaron su legado. Por otro lado, al deseo de los miembros se sumó el pedido del Diario Seikyo para que continuara escribiendo el relato en una nueva obra. Consciente de que esa era mi misión, entonces, no pude sino aceptar.
Comencé a trabajar en La nueva revolución humana el 6 de agosto de 1993, en el Centro de Conferencias de Nagano. La ciudad de Karuizawa, donde se encuentra este edificio, es un lugar entrañable para mí; allí pasé mi último verano junto con el señor Toda, en agosto de 1957, y fue en dicha ocasión cuando me prometí que escribiría una novela sobre la vida de mi mentor. El 6 de agosto de 1993, por otro lado, fue el 48.° aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima, el primer ataque con armas nucleares que hubo en nuestro planeta. En ese momento y en ese lugar, decidí comenzar la escritura de La nueva revolución humana.
Mucho antes, el 2 de diciembre de 1964, había empezado a escribir La revolución humana, en Okinawa, sitio de cruentas batallas terrestres durante la Segunda Guerra Mundial. Aquella obra comenzaba con la frase: «No hay barbarie que se compare con la guerra. Ni existe nada más cruel».
El propósito del kosen-rufu mundial es hacer realidad la paz y la felicidad para todos los habitantes de la Tierra. En estas palabras iniciales de ambas novelas, quise dejar una eterna constancia de mi juramento como discípulo, dispuesto a perpetuar los ideales y el corazón de los dos primeros presidentes de la Soka Gakkai, y a trabajar para que el rumbo de la historia se apartara de un siglo de guerra y avanzara hacia una centuria de paz.
Inicié la escritura de La nueva revolución humana a los 65 años, teniendo en mente una obra en treinta volúmenes. Sabía que esta tarea iba a superponerse a un sinfín de actividades y compromisos, no solo en el Japón sino en todo el mundo. En suma, comencé la labor sabiendo perfectamente que solo podría terminarla durante esta existencia librando una lucha intensa y sin concesiones.
Cada día fue una batalla donde volqué por entero mi alma y vida. Imaginando a nuestros preciados camaradas del Japón y del mundo, que tanto se estaban esforzando en la fe y en la práctica, fui dando forma a la historia desde los confines más recónditos de mi ser, como si cada escena fuese una carta personal de aliento a todos y cada uno de ellos. Al mismo tiempo, la escritura significó para mí una interlocución directa y constante con mi mentor. Su voz resonaba en mi mente, urgiéndome a transmitir a la posteridad el espíritu de la Soka Gakkai y a cumplir mi misión en esta vida. Y esto hacía que me olvidara del cansancio y me armara de valor.
Terminé el sexto y último capítulo del volumen 30, «El juramento», el 6 de agosto de 2018, exactamente 25 años después de haber iniciado la novela. Lo hice en el mismo Centro de Conferencias de Nagano donde había escrito el primer trazo. Cuando empecé la redacción de este capítulo, ya había decidido que la entrega final debía aparecer en el Diario Seikyo el 8 de septiembre, aniversario de la histórica «Declaración para la abolición de las armas nucleares» que mi maestro había hecho en 1957. Esa jornada había sido el punto de partida de todo nuestro movimiento por la paz; en respuesta al alegato pacifista de mi maestro, yo había viajado por el mundo y había trabajado junto a los miembros para generar una marea creciente del humanismo Soka. Por lo tanto, sentí que no había mejor día que ese para dar por concluida la saga de los sucesores del maestro Toda.
El budismo Nichiren enseña que todas las personas poseen la naturaleza de Buda. Es una profunda enseñanza que afirma la dignidad y el valor inapreciable de la vida, así como también la igualdad fundamental entre todos los seres humanos. Su espíritu de amor universal es un modelo de conducta humana. El budismo Nichiren es una gran filosofía, que puede transformar el recelo en confianza y el odio en amistad, revertir la guerra y los conflictos, y establecer una paz duradera. Los viajes de Shin’ichi por la paz se inspiraron en el deseo de que los ideales y principios humanísticos del budismo marcaran el pulso de la época y unieran al mundo.
La nueva revolución humana es una épica sobre la transformación del destino en misión. La enseñanza primordial del budismo Nichiren no considera la vida y sus fenómenos como algo fijo e inmutable; antes bien, devela el dinamismo de la existencia, donde todo se transforma y está abierto al cambio; esto se aprecia en principios que afirman que «los deseos mundanos son la iluminación», «los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana» y «el veneno se convierte en remedio».
El budismo Nichiren percibe también, en lo profundo de cada persona que sufre, el potencial de la Budeidad y enseña el medio para despertar y manifestar ese estado de vida. En otras palabras, pone en primer plano la creatividad, la autonomía y el potencial supremo y positivo de todos los seres humanos. A ese proceso de transformación interior, iniciado por el propio sujeto, lo llamamos «revolución humana».
Es el pueblo el que construye y modela las sociedades, las naciones y el mundo en que vivimos. El odio y la confianza, el desprecio y el respeto, la guerra y la paz, son todos productos de la mente y del corazón humanos. De esto se desprende que, sin revolución humana, no puede haber paz duradera, ni felicidad personal ni prosperidad social. Sin este desafío fundamental, todos los esfuerzos y buenas intenciones resultan inútiles a la larga. La filosofía de la revolución humana basada en los principios del budismo Nichiren está llamada a convertirse en una nueva guía para la humanidad en este trayecto hacia el tercer milenio.
Mi sincero deseo es que los miembros de la Soka Gakkai consideren la culminación de La nueva revolución humana como un punto de partida personal, y se pongan de pie como «Shin’ichi Yamamoto» a trabajar por la felicidad de los semejantes. Oro para que, con su trabajo tenaz e incansable, escriban su propia historia resplandeciente de revolución humana.
Daisaku Ikeda
8 de septiembre de 2018
Para leer el epílogo completo, podés encontrarlo en el libro La nueva revolución humana vol. 30, parte 2, disponible en la Librería Soka Online.
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