Humanismo Soka
¡Estamos en primavera, la época de la energía renovada y de los nuevos desafíos! Pensando en cada uno de mis queridos amigos de Mirai Hombu, en esta época de flamantes comienzos, quiero dedicarles este poema breve:
Que tu juventud
florezca, sublime,
como los capullos de cerezo.
Investigar el origen de las palabras nos permite hacer descubrimientos muy interesantes.
La palabra spring (que en inglés significa «primavera») también quiere decir «saltar» o «surgir». La primavera, efectivamente, es una oportunidad para que los jóvenes surjan y den un salto hacia delante. De tal manera, espero que todos ustedes acepten nuevos desafíos con actitud resuelta y enérgica.
Nichiren Daishonin escribe: «[L]os gráciles capullos del cerezo brotan de los árboles». [1] De las ramas grises y retorcidas del cerezo brotan flores hermosas, fragantes y delicadas. Del mismo modo―enseña el Daishonin―, el estado de vida potente, noble y elevado de la Budeidad también existe en nuestra propia vida.
Ya que han abrazado la Ley Mística tan jóvenes, cada uno de ustedes sin excepción puede hacer brillar, en su juventud, ese estado de vida esclarecido y dar sublimes flores de victoria en esta etapa de su existencia.

Flores de ciruelo del Centro Cultural de los Jóvenes Maestro Daisaku Ikeda, septiembre 2025.
También ha llegado la primavera para nuestro movimiento global por el kosen-rufu. En este preciso momento, en algún lugar del mundo, hay miembros entonando Nam-myoho-renge-kyo. Los compañeros de la SGI están practicando en 192 países y territorios. Ese ritmo de la Ley Mística, imbuido de esperanza, envuelve nuestro planeta sin pausa, las 24 horas del día. En la India, donde hay una numerosa población juvenil, muchos jóvenes de su edad están sumándose a nuestro movimiento Soka, inspirados por la filosofía budista de respeto a la dignidad de la vida y por el concepto de la revolución humana. El mundo es el escenario de ustedes. Ha llegado la hora de que se unan a sus amigos de cada país y que, alentándose unos a otros, construyan una nueva sociedad global de paz.
Un paso que se permitan dar hoy es un paso hacia la esperanza. Quienes pueden desplegar el valor de dar ese paso son ciudadanos globales de la Soka.
La juventud es el momento de construir y fortalecer, con esmero, una identidad inamovible, firme como el monte Fuji. Sean pacientes y no caigan en la trampa negativa de compararse con los demás.
Todos ustedes, los futuros líderes de la humanidad, poseen una noble misión que es suya y nadie más puede cumplir en su lugar. En cada rincón del orbe, los miembros de la Soka Gakkai están esperando con ansias que se sumen a ellos para construir un mundo mejor y más brillante. Este es el momento de que estudien, lean libros y aprendan idiomas extranjeros para poder afrontar esa misión.
A los 18 años, yo trabajaba en una imprenta durante el día e iba a la escuela a la noche. Era un joven físicamente débil. Pero a los 19 decidí ser discípulo de Josei Toda y recibí de él un riguroso entrenamiento.
En mi joven corazón palpitaba la pasión de dedicarme a la noble misión del kosen-rufu mundial junto con este maestro insuperable.
Cada día, antes de trabajar, el maestro Toda me daba clases particulares sobre las más diversas disciplinas: desde Derecho y Economía hasta Historia, Filosofía, Química, Astronomía y otras materias. Hoy digo que esas lecciones fueron para mí la «Universidad Toda».
El señor Toda insistía mucho en la importancia de estudiar; no solo el budismo, sino todos los aspectos del quehacer social. Me alentaba a considerar todas las cosas tomando como criterio el destino de nuestro planeta. A menudo me decía que el mundo sería mi escenario.
Sus palabras me infundieron un inmenso valor, ampliaron mis sueños y mi determinación de lograrlos.
Hoy, con el mismo corazón que mi maestro, yo les digo a ustedes, mis queridos discípulos: ¡El mundo es el escenario de su misión! Abran las alas de su espíritu al mundo mientras mantienen los pies firmes en la tierra y, así, avancen resueltamente día tras día.
Aquí en el Japón, a finales de marzo, cuando el Sol se pone por el oeste y comienza a verse, muy delgada, la Luna creciente, es posible ver una estrella muy luminosa debajo de Marte, el planeta rojo.
Ese astro es Mercurio, el planeta más cercano al Sol. Por lo general, al estar tan cerca del horizonte, no se lo puede distinguir porque lo cubre la intensa luminosidad del Sol. En verdad, incluso al gran astrónomo Copérnico (1473-1543), quien descubrió que la Tierra era redonda gracias a sus cálculos orbitales, le costó mucho reconocer a Mercurio.
Pero, lo veamos o no, este planeta igualmente gira alrededor del Sol. En la sociedad humana también hay personas que suelen pasar inadvertidas, pero perseveran en su misión y contribuyen a la sociedad desde su lugar en la vida. Yo siempre he creído que este tipo de personas son las más admirables.
El Daishonin escribe: «El Sol, la Luna y la miríada de estrellas existen en nuestro interior». [2] Y compara la forma redonda de nuestra cabeza con el cielo; nuestros ojos con el Sol y la Luna; nuestras cejas con la Osa Mayor; las venas y arterias con los ríos y arroyos, y nuestro cabello con las estrellas.
¿Por qué hace estas comparaciones? Para enseñarnos que cada ser humano posee, dentro de sí, el enorme potencial de todo el cosmos.
Jamás piensen que son personas pequeñas y poco importantes. A veces, cuando nos sentimos tristes o agobiados, podemos perder la confianza en nosotros mismos. Pero sepan que su vida es infinitamente valiosa, y que poseen un potencial gigantesco como el universo.
Los miembros de la SGI que los rodean han mostrado esta verdad de manera brillante, con su propia historia de vida. A través de entonar Nam-myoho-renge-kyo, han hecho surgir el potente estado de la Budeidad y han triunfado sobre toda clase de dificultades y obstáculos.
Desde la perspectiva de la inmensidad cósmica, la Tierra es solo un pequeño planeta. Entonar Nam-myoho-renge-kyo, abrir la mente y revelar su abundante vitalidad les permitirá examinar con serenidad incluso esos problemas que les parecen imposibles de superar.
Por desventura, aunque vivimos por igual en este planeta Tierra que nos cobija a todos, las personas siguen lastimándose a través de la guerra y de la violencia. Incontables madres e hijos se ven obligados a escapar de los lugares donde viven, a pasar hambre y andar a la deriva. El maestro Toda, quien nació en 1900, decidió erradicar este sufrimiento de nuestro planeta.
Todos ustedes, los miembros de Mirai Hombu nacieron unos cien años después que él, con la misión de hacer realidad, en el siglo XXI, ese ideal que él anheló.
Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), el autor de El principito, nació el mismo año que el maestro Toda. Además de escritor, fue piloto de aviones. De tanto volar por el cielo y contemplar el lejano horizonte, se sintió inspirado a escribir: «Y en lo que concierne al futuro / tu tarea no es predecirlo / sino hacerlo posible». [4]
Les pido que emprendan una grandiosa aventura hacia un futuro colmado de esperanza. ¡Por ustedes mismos, por sus padres y familiares, y por el mundo!
(Traducción del artículo publicado en la edición del 1.º de abril de 2017 del boletín Mirai, publicación mensual de Mirai Hombu).
CITAS
1 Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 1183.
2 Ib., pág. 659.
3 Véase The Writings of NichirenDaishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 848-849.
4 Saint-Exupéry, Antoine de: The Wisdom of the Sands (La sabiduría de la arena), trad. ingl. Stuart Gilbert, Nueva York: Harcourt, Brace and Howe, 1950, pág. 155.