Humanismo Soka
El camino correcto hacia la paz
Por cierto, aún quedan muchos escollos por vencer. Y es fácil denostar a la ONU acusándola de ineficaz o de superflua. Pero debemos recordar que las Naciones Unidas, fruto de la tragedia de dos guerras mundiales, es el único parlamento que hoy tiene la humanidad.
En junio de este año (1999), me reuní con el ex subsecretario general de la ONU, Yasushi Akashi, viejo conocido mío. Fue el primer japonés que asumió un cargo como funcionario de la ONU, y también fue el primer subsecretario de esta nacionalidad. El señor Akashi se destacó por sus actividades al frente de la Autoridad Transitoria de las Naciones Unidas en Camboya (UNTAC). Dado que ya antes me había reunido varias veces a dialogar con él, puedo asegurar que es una persona de espíritu realmente internacional; sabe conducirse con el aplomo y la fortaleza interior que caracterizan a los nativos de la prefectura de Akita. [1]
Basado en sus cuarenta años de experiencia como funcionario civil de la comunidad internacional, asegura que las ventajas y desventajas de la ONU deben medirse «con una regla extra larga». No hay ninguna otra organización internacional o país capaz de afrontar cuestiones globales, en su opinión. Rechazar la ONU es, según dijo, tan inútil como «escupir al cielo».
Siento que su observación referida a esa «regla extra larga» que tendríamos que usar como criterio es sumamente acertada. Es importante no dejarnos influenciar por los asuntos inmediatos, sino saber mirar las cosas con una perspectiva a largo plazo. Si contemplamos las cosas con los ojos bien abiertos, naturalmente se manifestará el camino por el que debemos avanzar. Creo que es fundamental proteger la ONU a toda costa y promover su mayor desarrollo. Esta es la senda correcta hacia la paz.
La retórica hueca no tiene nada que hacer, a la hora de contribuir con algo concreto a la sociedad internacional. Tampoco la ayuda económica basta por sí sola. Lo que cuenta, ante todo y más que todo, es la acción. Esto es lo que puso de manifiesto la conciencia cada vez más profunda sobre la importancia de la ayuda humanitaria. Por eso la SGI siempre ha actuado de maneras concretas, cuando tuvo que apoyar a la ONU.
Por ejemplo, a través de nuestra exhibición Armas nucleares: Una amenaza para la humanidad, que coauspiciamos con la ONU. Esta muestra llegó a la población de treinta y tres ciudades, en veintidós países. Fue vista en Moscú, Ginebra y Nueva York, entre otras metrópolis del mundo, por un millón y medio de personas. La muestra Guerra y paz fue recorrida por trescientos veinte mil ciudadanos, en trece ciudades de cinco países. Y la exposición Hacia un siglo de humanismo: Panorama de los derechos humanos en el mundo actual abrió sus puertas en veintiséis ciudades de ocho países, donde llegó a trescientos diez mil personas. Otras exhibiciones que la SGI coauspició con las Naciones Unidas son Hacia un siglo de la vida: Ambiente y desarrollo; Exposición de texto del mundo; Exhibición Internacional de Dibujos Infantiles; La educación y los juguetes en el mundo; Los niños y el UNICEF, y ¿Cuáles son los derechos del niño?.
A la vez, en apoyo a la ONU, entre 1973 y este otoño (tercer bimestre de 1999), el Departamento de Jóvenes de la Soka Gakkai efectuó veinte campañas de recolección de fondos para procurar ayuda humanitaria a los refugiados. Entre 1980 y este año (1999), catorce delegaciones observadoras, integradas por miembros del Departamento de Jóvenes, visitaron campos de refugiados en otras partes del mundo. Estas actividades permitieron el forjamiento de muchos jóvenes capaces de efectuar contribuciones significativas a la comunidad internacional.
La SGI también patrocinó conferencias abiertas sobre un amplio abanico de temas de interés público, y emprendió una tarea muy vasta en el terreno de las publicaciones. En 1998, los miembros del Departamento de Jóvenes reunieron aproximadamente trece millones de firmas reclamando la abolición de las armas nucleares, las cuales luego fueron puestas a disposición de la ONU. [2]
La SGI y la Soka Gakkai, en el Japón, están registradas como organizaciones no gubernamentales (ONGs) dentro de las Naciones Unidas. Al parecer, no obstante, la magnitud de nuestras actividades goza de mucho mayor reconocimiento fuera del país que en la sociedad japonesa.
En mi propuesta anual de paz para conmemorar el 26 de enero, aniversario de la SGI, siempre incluyo programas específicos destinados a fortalecer a las Naciones Unidas. Cada propuesta insiste en la idea de crear una ONU con «rostro humano», y una organización que pueda ser defendida y sostenida por el pueblo de todo corazón.
Con esta mira, ya en 1975 había propuesto crear una «Asociación de Ciudadanos del Mundo en Defensa de la ONU». La idea era que dicha entidad, además de congregar a los representantes de las naciones, diera un lugar a los representantes de la ciudadanía anónima. A lo largo de todos estos años, siempre vine diciendo que la ONU debe ser un organismo capaz de escuchar las necesidades y las inquietudes de la gente común, y de aprovecharlas productivamente.
Con respecto al problema fundamental que enfrenta la ONU, referido a la administración financiera, he propuesto que las Naciones Unidas estén facultadas para recibir apoyo de ciudadanos particulares de todo el mundo. Ningún ideal puede llevarse a cabo sin una sólida base financiera. Muchos siguen evitando o pasando por alto esta cuestión, que es el financiamiento de las Naciones Unidas, aun cuando esta crisis, de no resolverse, podría amenazar la supervivencia misma de la ONU. Por ese motivo, recomiendo que a este organismo se le permita aceptar contribuciones de compañías, entidades e individuos particulares, con la salvedad de no proporcionar favores a cambio. El sistema actual, en cambio, depende íntegramente de los aportes que dan los gobiernos. Me gustaría ver que los pueblos del mundo sumen su sabiduría colectiva y conciban un programa eficaz para la administración financiera de la ONU.
CITAS
[1] Prefectura de Akita: Sita en la región septentrional de Honshu, la isla principal del archipiélago japonés.
[2] En apoyo de Abolición 2000, movimiento global de la ONU para eliminar las armas nucleares, los jóvenes de la Soka Gakkai reunieron y presentaron 13 millones de firmas a la sede central de la ONU.









