Humanismo Soka
¿Cuál es el propósito del budismo de Nichiren Daishonin?
Nacemos en este mundo para ser felices. Está claro que nadie quiere ser desdichado. Por eso, desde los tiempos más remotos, uno de los intereses esenciales de la filosofía ha sido la felicidad humana. Esta es, al mismo tiempo, el propósito original de la religión.
En un Japón devastado tras la Segunda Guerra Mundial, mi maestro Josei Toda —segundo presidente de la Soka Gakkai— se puso de pie con fe resuelta para reconstruir la organización, diezmada a causa de la represión del gobierno.
En esos años de posguerra, sobrevivir día a día era lo único a lo cual atinaba la gente. El pueblo no tenía sueños ni esperanzas en el mañana y transitaba la existencia en un estado de honda desolación espiritual. Había escasez de alimentos, falta de dinero, pobreza, enfermedad, discordia familiar, desempleo y condiciones laborales atroces. La sociedad se debatía entre la desconfianza y la convulsión, entre las heridas aún abiertas del conflicto bélico y la falta de anhelos de la juventud. Fue un período de enorme desdicha, desventura y aflicción social.
La actitud proactiva de «lograr la felicidad»
Estos males siguen siendo problemas acuciantes para la humanidad en el siglo XXI. La pobreza, las epidemias y las guerras siguen privando a las personas de su dignidad, orgullo, independencia y alegría de vivir; en cambio, las sumen en un oscuro estado de desesperanza y resignación. ¿Cómo encontrar sentido a la vida cuando vemos este patrón recurrente, que les quita a las personas el derecho a existir? Una religión auténticamente viva, preocupada por el bienestar de las personas, debe examinar esta pregunta sin rodeos.
En la confusión extrema que reinaba en su época, el maestro Toda bregó incansablemente por exponer la filosofía de la felicidad que representaba el budismo Nichiren. Aunque en este momento nos encontremos sufriendo en un abismo de desesperación, el poder de la fe en la Ley Mística nos permite abrir el camino a una vida de auténtica felicidad. Esa convicción inamovible ha brindado a los miembros de la Soka Gakkai gran esperanza en el futuro y ha sostenido su determinación de triunfar sobre cualquier tipo de obstáculos.
El maestro Toda hacía hincapié en la «fe para lograr la felicidad». El hecho de que usara la palabra «lograr» habla de una profunda filosofía de vida. Porque la felicidad no es algo que otras personas nos den. Tampoco es algo que se consigue de repente, algún día, al margen de nuestro esfuerzo o actitud. En definitiva, cada uno debe construir la felicidad por sí mismo. Y la fe en el budismo de Nichiren nos garantiza poder hacerlo.
El sentido de nuestra práctica budista es construir un estado de felicidad eternamente perdurable en nuestra vida, y ayudar a otros a hacer lo mismo. En esta guía, estudiemos la segunda de las cinco guías eternas de la Soka Gakkai: «Fe para lograr la felicidad».
«No hay otra felicidad verdadera más que mantener la fe en el Sutra del loto. A eso se refiere la expresión “[disfrutarán] de paz y de seguridad en su existencia actual y de buenas circunstancias en existencias futuras”. [1] Aunque surjan problemas mundanos, jamás deje que estos lo perturben. Nadie puede evitar las dificultades, ni siquiera los sabios y venerables.
Beba sake solo en su casa, junto a su esposa, y recite Nam-myoho-renge-kyo. Sufra lo que tenga que sufrir, goce lo que tenga que gozar. Considere el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida, y siga entonando Nam-myoho-renge-kyo, pase lo que pase. ¿No sería esto experimentar la alegría ilimitada de la Ley? Fortalezca más que nunca el poder de su fe. [2]
Lograr un estado de felicidad absoluta
¿Qué clase de felicidad buscamos construir a través de la fe? El maestro Toda sintetizaba la visión budista de la felicidad en dos puntos clave.
El primero es la diferencia entre la felicidad absoluta y la felicidad relativa.
El budismo de Nichiren no rechaza la felicidad relativa asociada a la buena salud o a la prosperidad material. Acceder a un buen trabajo, tener buena salud y mejorar la calidad de vida son aspiraciones importantes. Con todo, Toda decía que, en paralelo a nuestro esfuerzo por lograr tales cosas, debíamos también desafiarnos en nuestra práctica budista para lograr un estado de absoluta felicidad quenada ni nadie pudiera destruir; un estado en que la vida misma fuese un motivo de alegría, imbuida de las cuatro virtudes de eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza. [3]
El segundo aspecto que destacaba el maestro Toda sobre la visión budista de la felicidad es que todos nacemos en el mundo para disfrutar de la existencia.
El Sutra del loto postula que este mundo es un lugar «donde, plácidos, gozan los seres». [4] Pero en este mundo saha [5] colmado de aflicciones, no podemos disfrutar si nuestra fuerza vital es débil. Por eso necesitamos desafiarnos en la práctica budista, que nos permite activar nuestra Budeidad interior y fortalecer la vitalidad. Con una robusta fuerza vital podemos transitar serena y jubilosamente el camino escarpado de la vida. Las incontables penurias o complicaciones que experimentamos se convertirán en algo que incrementará nuestra alegría de vivir, así como una pizca de sal realza el sabor de los manjares dulces.
El deseo más ardiente de Toda era que todos sintieran el supremo placer de vivir.
Una vida donde podamos gozar plácidamente
El escrito antes mencionado, La felicidad en este mundo, fue dirigido a Shijo Kingo y a su esposa, Nichigen-nyo, cuando ambos estaban pasando por un duro trance. [6] Allí les enseña cómo lograr un estado de paz interior y de absoluta seguridad.
Su carta comienza diciendo: «No hay felicidad más verdadera para los seres humanos que entonar Nam-myoho-renge-kyo». [7] Este es el supremo camino —afirma— hacia una vida de alborozo y de verdadera satisfacción. Basado en esto, declara: «No hay otra felicidad verdadera más que mantener la fe en el Sutra del loto [Nam-myoho-renge-kyo]». [8]
Una vida dedicada a la fe en la Ley Mística es, en sí misma, el estado de Budeidad, que nos permite disfrutar plena y libremente de nuestra existencia. El Daishonin nos asegura que gozaremos «de paz y de seguridad en esta existencia y de buenas circunstancias en la próxima». [9] Por cierto, el mundo está saturado de negatividad y de malicia interminables. Ni las personas que viven de la manera más admirable pueden eludir las críticas y los ataques. Pero el Daishonin dice sobre tales trastornos: «Jamás deje que estos lo perturben». [10]
Luego prosigue: «Beba sake sólo en su casa, junto a su esposa, y recite Nam-myoho-renge-kyo». [11] Shijo Kingo tenía a su esposa, Nichigen-nyo, en quien confiar; nosotros, además de nuestra familia, tenemos amigos y camaradas de fe con quienes compartir nuestras aflicciones. No hay ninguna necesidad de sobrellevar los disgustos en silencio y a solas. Además, el Gohonzon tiene conciencia de todo. Por mucho que digan los demás, debemos seguir viviendo hasta el final de la manera que hemos elegido. Aquí el Daishonin nos enseña la importancia de entonar Nam-myoho-renge-kyo mientras nos esforzamos junto con los buenos amigos que nos rodean, apoyándonos y alentándonos afectuosamente unos a otros.
«Considere el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida»
«Sufra lo que tenga que sufrir, goce lo que tenga que gozar. Considere el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida, y siga entonando Nam-myoho-renge-kyo, pase lo que pase». [12] escribe el Daishonin. Incontables miembros de la SGI han grabado este pasaje en su corazón y han entonado Nam-myoho-renge-kyo fervientemente para superar sus problemas. Por dolorosa y difícil que sea nuestra situación, si seguimos haciendo daimoku al Gohonzon con empeño y perseverancia, sin falta transformaremos lo que nos angustia.
Esa oración forja un espíritu indómito, enciende una esperanza sin límites, genera una paz espiritual absoluta y nos encamina hacia un progreso resuelto. Es una fuente de felicidad insuperable, y uno de los actos más nobles que podemos llevar a cabo como seres humanos.
A continuación, el Daishonin menciona la «alegría ilimitada de la Ley». [13] El estado de Budeidad es poder gozar libremente de la «alegría ilimitada de la Ley».
Podemos vivir sin falta una existencia feliz basada en la convicción de una fe inamovible, y de acuerdo con la ley suprema del universo.
Una religión para transformar nuestra vida
En diciembre de 1955, se inauguró la sede central de Kansai, el primer centro de la Soka Gakkai en Osaka [emplazado en un edificio remodelado]. En una reunión alusiva, el maestro Toda alentó con una sonrisa a los miembros, y los animó a superar la enfermedad y adquirir una posición económica holgada, «perseverando en la fe y siendo ejemplos de felicidad». [14]
En febrero del año siguiente (1956), en el Centro Cívico de Nakanoshima —lugar colmado de tan gratos recuerdos—, dijo en son de broma: «Nunca oí hablar de un buda pobre. Nunca oí hablar de un buda que padezca tuberculosis. Nunca vi a un buda perseguido por los acreedores». [15] El propósito de nuestra práctica budista es ser felices. Nuestro mentor explicó los grandes méritos de la Ley Mística diciendo que los beneficios que él había adquirido a través de la fe en el Gohonzon eran tan enormes que no cabían en el recinto. [16]
Dos meses después (en abril de 1956), en una reunión en el estadio de Osaka que se celebró bajo la lluvia, declaró que estaba decidido a trabajar para que no quedase una sola persona pobre o enferma en Kansai. [17] Dedicó todo su ser a alentar a esos miembros que luchaban por llegar a fin de mes, resuelto a ayudarlos a salir del agobio y de la desesperanza.
«¡Si practicamos el budismo Nichiren, sin falta tendremos beneficios, podremos mostrar con pruebas tangibles la fuerza de la fe y seremos felices!». Con esta convicción resuelta, nosotros salíamos activamente a transmitir las enseñanzas del Daishonin a otras personas. Pero, cuando hacíamos eso, algunos se burlaban de la Soka Gakkai diciendo que era «una organización de pobres y enfermos», y con arrogancia desdeñaban nuestro budismo «que solo se interesaba en beneficios mundanos».
¿Pero acaso no necesitamos todos de diversos beneficios en la vida? Ante esos ataques, nosotros respondíamos con dignidad que una religión eficaz es la que mejora la vida de las personas y la que transforma positivamente la manera en que viven.
Sobre todo, nuestros miembros sentían pasión de vivir, revitalizados en un nivel esencial, y experimentaban la alegría de estar dando pasos concretos para romper las cadenas del destino. Los miembros de Kansai, hombres y mujeres comunes que se habían puesto enérgicamente en acción, sabían instintivamente que las personas que se burlaban de ellos eran arrogantes y despectivas, pero también ignorantes con respecto al verdadero propósito de la religión.
Ningún hecho es más elocuente que transformar las propias circunstancias. Ninguna prueba es más convincente que cambiar el propio destino.
Como tan acertadamente observó nuestro fundador, el presidente Tsunesaburo Makiguchi, el budismo es una religión para la vida. Nos da la fuerza para navegar en las aguas embravecidas de la existencia. Es un camino que nos conduce a la felicidad suprema.
Con una risa confiada, el maestro Toda decía: «¿Y cuál es el problema de que en nuestra organización haya pobres y enfermos? ¡Después de todo, una religión genuina se involucra con quienes más sufren! La Soka Gakkai es la mayor aliada del pueblo». Ese rugido de león de mi mentor fue una grandiosa declaración de derechos humanos, un juramento de erradicar las causas de la desventura humana, como la pobreza, la enfermedad y los conflictos.
¡Que las personas que más han sufrido gocen de la mayor felicidad! Todos tienen derecho a ser felices. El budismo de Nichiren es el principal aliado de los que viven a merced de los sufrimientos más profundos.
La Soka Gakkai siempre estará del lado del pueblo. Esto prueba su determinación de seguir luchando a cada momento contra los males fundamentales que originan todas las desdichas y calamidades —la tendencia a devaluar y denigrar la vida— y de ayudar a todos a ser felices.
Desde el punto de vista mundano, soy la persona más pobre del Japón, pero a la luz del budismo, soy el hombre más rico de todo Jambudvipa [el mundo entero]. Cuando considero que esto se debe a que el tiempo es propicio, la alegría me embarga y no puedo contener las lágrimas. Es imposible saldar mi deuda de gratitud con el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas. Tal vez hasta los beneficios de los veinticuatro sucesores del Buda [18] sean inferiores a los míos, y ni siquiera los de grandes maestros como T’ien-t’ai Chih-che o Dengyo [19] puedan compararse con los que he recibido yo. Y todo esto se debe a que esta es la época de establecer el objeto de devoción de los cuatro bodisatvas. [20]
«La persona más rica de todo el mundo»
La vida del Daishonin sufrió amenazas en numerosas ocasiones. Además de ser exiliado dos veces, fue objeto de difamaciones y ataques de parte de personas de todo el país. «Desde el punto de vista mundano», como él dice, probablemente haya sido «la persona más pobre del Japón». [21] Pero, desde la perspectiva del budismo, en realidad él era «el hombre más rico de todo Jambudvipa»; [22] es decir, la persona de mayor riqueza en el mundo entero.
«La alegría me embarga y no puedo contener las lágrimas», [23] prosigue, describiendo la realidad de su felicidad inmarcesible, que ni las autoridades más poderosas ni las funciones demoníacas podían alterar. [24]
Los miembros de la SGI, que vivimos en pos del kosen-rufu como nos encomendó Nichiren Daishonin, estamos forjando un estado de dicha absoluta a través de nuestras actividades iarias. En otras palabras, estamos acumulando la riqueza más valiosa, que son los «tesoros del corazón».
El Daishonin escribe: «Más valiosos que los tesoros de los cofres son los del cuerpo. Pero ninguno es tan preciado como los tesoros del corazón». [25] Los que acumulan estos «tesoros del corazón» en su vida a través de la fe dedicada al kosen-rufu son las personas más ricas y las más inmensamente felices.
El maestro Toda fue siempre un campeón del espíritu, incluso encarcelado por haber defendido sus convicciones durante la Segunda Guerra Mundial; aun allí, mantuvo su lucha sin reservas para defender la enseñanza budista correcta. Basado en su profunda convicción de ser realmente «rico», les aseguró a sus seres queridos que ellos también lo eran. En una carta que escribió a su familia desde la cárcel, dijo: «Por dura que sea la vida y por grande que sea la pobreza, por favor siempre tengan la convicción de que ustedes son ‘personas ricas’. Pues yo también estoy viviendo [con todas mis fuerzas aquí en prisión]».
Como discípulo de este gran mentor, en completa unión espiritual con él, he arremetido ante cada vendaval de adversidades en mi lucha por el kosen-rufu. He dedicado mi vida a la Ley Mística, a mi mentor y a nuestros miembros. He estado preparado para afrontar grandes dificultades. Yo abrí el camino del kosen-rufu mundial junto con nuestros nobles pioneros a fuerza de superar cada obstáculo, considerando que las pruebas no eran más que honores.
Ahora, es tiempo de que mis compañeros del Departamento Femenino y de Señores, así como mis sucesores del Departamento Juvenil avancen triunfalmente por esta gran senda de la dignidad, con la convicción de ser las personas más felices del mundo.
«Alegría» [en la frase «responder con alegría»] significa el regocijo que experimenta uno a la par de los demás. [...] Tanto uno como los demás se regocijarán juntos, al experimentar su propia sabiduría y amor compasivo.
Ahora, cuando Nichiren y sus seguidores entonan Nam-myoho-renge-kyo, expresan la alegría de saber que, inevitablemente, serán budas eternamente dotados de los tres cuerpo. [26]
«Uno y los otros se alegran juntos»
En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, Nichiren Daishonin analiza la frase «responder con alegría» que aparece en el [18.°] capítulo, «Los beneficios de responder con alegría» del] Sutra del loto: «Alegría significa el regocijo que experimenta uno a la par de los demás». [27] Esta alegría compartida, que experimenta uno a la par del otro, es verdadero gozo y genuina felicidad.
La felicidad es algo que cada uno debe lograr por sí mismo y experimentar en su propio ser. Pero, al mismo tiempo, el bienestar personal que excluye a los demás no es felicidad verdadera. Darse por satisfecho con los beneficios de uno, sin detenerse a pensar cómo están los otros, es una actitud egoísta. A tono con esto, tampoco es suficiente preocuparse únicamente de la felicidad ajena y renunciar al bienestar propio. La felicidad verdadera es un estado que abarca a uno mismo y a los demás.
El filósofo francés Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) también señaló que la esencia de la dicha existía en el espíritu amplio de la felicidad compartida. Escribió: «Elimina la exclusividad de los placeres. Cuanto más los ofrezcas a otros en común, más puros los disfrutarás». [28] La felicidad solo existe cuando es compartida.
Cuando pasa algo bueno, queremos experimentarlo junto a otros: ya sea la familia, los amigos, los compañeros de fe o el mentor. En esta red de vínculos donde compartimos las dichas y los pesares, la felicidad se expande y se multiplica.
Desear la felicidad de todos
El Daishonin escribe: «Si a usted le importa su seguridad personal, debe ante todo orar por el orden y la tranquilidad en los cuatro sectores del territorio, ¿no lo cree así?».[29] Estas célebres palabras expresan el espíritu fundamental con el cual debemos orar para concretar una sociedad realmente pacífica y próspera.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el maestro Makiguchi rechazó la noción del sacrificio personal en aras del Estado, que los generales japoneses pretendían fomentar en su propaganda nacionalista. «La negación de sí mismo es una mentira. Lo correcto es buscar la felicidad para uno y para todos». [30]
Como decía el maestro Toda: «Que uno mismo sea feliz no es nada difícil; de hecho, es una tarea sencilla. Pero la esencia del budismo de Nichiren yace en ayudar a los demás a ser felices en la misma medida». [31]
No podemos conseguir la felicidad robándosela a otra persona ni sacrificando a alguien para ser felices nosotros. Es algo que existe de manera conjunta. Y por eso siempre he insistido en que no debemos construir nuestro bienestar a expensas de las desdichas de otros.
Luego, en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin afirma: «Tanto uno como los demás se regocijarán juntos, al experimentar su propia sabiduría y amor compasivo». [32] Aquí, «sabiduría y amor compasivo» se refieren al estado de Budeidad. No somos derrotados por ninguna adversidad que surja; la sabiduría para superar los problemas y el amor compasivo de ayudar a los otros son algo que se manifiesta desde nuestro interior.
Prosigue diciendo: «Ahora, cuando Nichiren y sus seguidores entonan Nam-myoho-renge-kyo, expresan la alegría de saber que, inevitablemente, serán budas eternamente dotados de los tres cuerpos». [33]
Los «tres cuerpos» se refieren al cuerpo del Dharma, al cuerpo de la recompensa y al cuerpo manifiesto. Tanto nosotros como los demás somos, desde el comienzo, budas dignos de supremo respeto, corporificaciones de la Ley Mística. Esto describe al cuerpo del Dharma. La sabiduría que nos permite generar felicidad en nosotros y en los demás, basada en esa profunda conciencia, corresponde al cuerpo de la recompensa. Y las acciones prácticas y benevolentes orientadas a la dicha nuestra y de los demás corresponden al cuerpo manifiesto. Este pasaje nos dice que, cuando las personas comunes no iluminadas entonamos Nam-myoho-renge-kyo, nos convertimos en budas que poseen estos tres cuerpos maravillosos, así tal como somos.
La alegría de elevar nuestra vida
En otra parte del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin habla sobre la «gran alegría […] que uno experimenta cuando comprende, por primera vez, que nuestra vida ha sido la Budeidad, desde el mismísimo comienzo. Nam-myoho-renge-kyo es la mayor de todas las alegrías». [34]
Además, comprender que nuestra vida ha sido el buda desde el tiempo sin comienzo nos lleva a reconocer que esto no solo se aplica a nosotros, sino también a los demás. Todos somos budas por igual. Este descubrimiento abre en nuestro interior un sentimiento de alegría completa e irrefrenable. Cuando adquirimos este estado de vida que nos permite regocijarnos por nuestro bienestar y por la dicha de otras personas, brilla en nuestro corazón esa felicidad ilimitada que perdura eternamente.
No hay mayor alegría que entender que somos «budas eternamente dotados de los tres cuerpos», [35] sin dejar de ser lo que somos. En eso consiste la Budeidad: en experimentar la «alegría ilimitada de la Ley» que nos permite recibir plena y libremente los beneficios de la Ley Mística, cultivando un estado de felicidad absoluta.
Diseminar olas de alegría en todo el mundo
¿Qué clase de época queremos que sea el siglo xxi? En respuesta a esa pregunta, el eminente economista John Kenneth Galbraith (1908-2006) replicó sin dudar que debíamos convertir esta centuria en una era en que los seres humanos puedan disfrutar de la vida en este mundo, seguros de poder mejorar como personas y de tener una existencia plena y feliz; una era en que la humanidad deje atrás la matanza. Habiendo vivido en el turbulento siglo xx desde el comienzo hasta el final, el profesor Galbraith tuvo oportunidades de reflexionar profundamente sobre el futuro de este mundo. Al escucharlo, sentí que su visión tenía mucho en común con el deseo ferviente del maestro Toda, que era erradicar el sufrimiento y la desdicha de la faz de la tierra.
La Soka Gakkai es la organización dedicada a la creación de valor. La esencia de la felicidad para uno y para los demás yace en crear los valores de la belleza, el beneficio y el bien. [36] Como expresión de nuestro triunfo personal en la fe, cultivemos un jardín exuberante de felicidad y una floresta jubilosa de dicha, paz y victoria en nuestras comunidades, en nuestra sociedad y en el mundo, cada vez más amplia y abierta.
Nichiren Daishonin escribe que escuchar a alguien regocijarse hace que otro también se sienta feliz. [37] Estamos en una nueva era del kosen-rufu mundial, en que las olas de alegría que surgen de la «fe para lograr la felicidad» trascienden las fronteras nacionales, las diferencias de idioma y las distinciones étnicas para derramarse y expandirse en todo el orbe. Estamos esforzándonos por crear la era de la victoria del pueblo, que es la época en que todas las personas podrán ser dichosas.
La felicidad se acumula con nuestro firme esfuerzo día tras día. Y el cimiento de nuestra vida, dirigida hacia el logro de la felicidad, es nuestra insuperable práctica diaria de entonar Nam-myoho-renge-kyo.
Estoy orando seria y sinceramente hoy, y seguiré haciéndolo, para que tengan una vida larga y sana; para que concreten todos sus deseos, y gocen de paz y de seguridad en esta existencia; para que cumplan su misión en esta vida y tengan buenas circunstancias en la próxima; para que sean felices, sin excepción, y adornen su existencia de brillantes victorias.
(Traducción del artículo publicado en la edición de febrero de 2016 del Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai).
CITAS
1 El Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 5, pág. 98.
2 La felicidad en este mundo es un escrito fechado el 27 de junio de 1276, que Nichiren Daishonin envió a Shijo Kingo, cuando este sobrellevaba una dura persecución. Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 715.
3 La eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza constituyen lo que se conoce como «cuatro virtudes». Describen las nobles cualidades de la vida de los budas, que se explican del siguiente modo: «Eternidad» alude a lo invariable y eterno; «felicidad» indica una tranquilidad que trasciende todos los sufrimientos; «verdadera identidad» alude a la naturaleza intrínseca verdadera, y «pureza» significa libre de ilusiones o de conducta errónea.
4 La frase «donde, plácidos, gozan los seres» aparece en el capítulo «Duración de la vida de El Que Así Llega» (16.o) del Sutra del loto. Expresa la verdad de que este mundo saha de sufrimiento es, en verdad, la Tierra de la Luz Tranquila, donde todos los seres disfrutan y se solazan al máximo. El Sutra del loto, pág. 229.
5 Mundo saha: El mundo en que vivimos, colmado de sufrimientos. A menudo se lo traduce como «mundo donde se resiste». Saha denota la tierra; deriva de una raíz que significa «soportar» o «resistir». Por tal razón, en las versiones en chino de las escrituras budistas, saha se traduce como «resistencia» o «tolerancia». En este contexto, «mundo saha» significa el lugar donde los seres humanos se exponen a padecer sufrimientos.
6 En 1274, cuando el Daishonin se acababa de establecer en el monte Minobu, Shijo Kingo trató de transmitir la fe budista al señor feudal Ema, a cuyas órdenes trabajaba. Pero a Ema le molestó la iniciativa, y los envidiosos colegas de Shijo Kingo aprovecharon la oportunidad para desacreditarlo ante su jefe. Esto dio lugar a un período de gran adversidad, al cual se refirió diciendo «[U]na lluvia de dificultades se ha cernido sobre mí». END, pág. 493.
7 END, pág. 715.
8 Ib., pág. 715.
9 El Sutra del loto, pág. 98.
10 END, pág. 715.
11Ib.
12 Ib.
13 Alegría ilimitada de la Ley: La felicidad suprema y última del Buda, que es el beneficio de la Ley Mística. END, pág. 715.
14 Toda, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1989, vol. 4, pág. 400.
15 Ib., pág. 417.
16 Véase ib., pág. 418.
17Ib., pág. 435.
18 Veinticuatro sucesores: Personas que, tras la muerte del buda Shakyamuni, heredaron sucesivamente el linaje de sus enseñanzas y las propagaron en la India.
19 T’ien-t’ai (538-597), también conocido como Chih-i, propagó el Sutra del loto en la China y estableció la doctrina de los «tres mil aspectos contenidos en cada instante vital». Sus conferencias fueron compiladas en textos como Profundo significado del «Sutra del loto», Gran concentración e introspección, y Palabras y frases del «Sutra del loto». Dengyo (767-822), también conocido como Saicho, fue el fundador de la escuela Tendai (T’ien-t’ai) en el Japón. Viajó a la China, donde llegó a dominar las enseñanzas de T’ien-t’ai.
20 Establecer como objeto de devoción a los cuatro bodisatvas fue escrito el 17 de mayo de 1279 y dirigido a Toki Jonin, quien vivía en Wakamiya, distrito Katsushika de la provincia de Shimosa (en lo que hoy es la prefectura de Chiba). END, pág. 1022.
21 END, pág. 1022.
22 Ib.
23 Ib.
24 En otros escritos, el Daishonin observa: «Con este cuerpo que poseo, he cumplido las predicciones del sutra [del loto]. Cuanto más me atacan las autoridades del gobierno, mayor es mi deleite». END, pág. 256; «Es, de verdad, un motivo de júbilo que mi situación coincida perfectamente con el pasaje del sutra que dice: “Una y otra vez seremos expulsados”. El Sutra del loto, pág. 193. ¡Qué satisfacción! ¡Qué tranquilidad!». The Writings of Nichiren Daishonin (WND), Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 463; y «Como observo las cosas desde esta perspectiva, siento un júbilo incontenible, aun cuando en estos momentos me encuentre exiliado [en la isla de Sado]». END, pág. 407.
25 END, pág. 892.
26 The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), traducido por Burton Watson, Tokio: Soka Gakkai, 2004, pág. 146.
27 Ib.
28 Rousseau, Jean-Jacques: Emile, or On Education (Emilio, o De la educación), trad. por Allan Bloom, Londres: Penguin Books, 1991, pág. 353.
29 END, pág. 25.
30 Makiguchi, Tsunesaburo: Makiguchi Tsunesaburo Zenshu (Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi), Tokio: Daisanbunmei-sha, 1987, vol. Daisanbunmei-sha, 1987, vol. 10, pág. 8.
31 Toda, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1984, vol. 4, pág. 378.
32 The Record of the Orally Transmitted Teachings, op. cit., pág. 146.
33 Ib.
34 The Record of the Orally Transmitted Teachings, op. cit., págs. 211-212.
35 Ib., pág. 146.
36 Tomando inspiración del sistema kantiano de valores de «verdad, bien y belleza», el presidente Makiguchi postuló su propia teoría del valor basado en los principios de «belleza, beneficio y bien». Definió el valor de la belleza como aquello que produce plenitud estética en el individuo.
37 Véase END, pág. 71.