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Una mujer invencible ante la adversidad: la asombrosa historia de Helen Keller | MIRAI HOMBU

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Una mujer invencible ante la adversidad: la asombrosa historia de Helen Keller | MIRAI HOMBU

Humanismo Soka

viernes, 27 de junio de 2025

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Hellen Keller nació el 27 de junio de 1880 en Alabama, EE. UU. Conmemorando su natalicio, a continuación compartimos un ensayo titulado «Helen Keller, escritora y activista social: Una mujer invencible ante la adversidad», escrito por el maestro Daisaku Ikeda para Mirai Hombu de la serie «Un arcoíris de esperanza: grandes figuras de la historia» en diciembre del 2015.

Hellen Keller nació el 27 de junio de 1880 en Alabama, EE. UU. Conmemorando su natalicio, a continuación compartimos un ensayo titulado «Helen Keller, escritora y activista social: Una mujer invencible ante la adversidad», escrito por el maestro Daisaku Ikeda para Mirai Hombu de la serie «Un arcoíris de esperanza: grandes figuras de la historia» en diciembre del 2015.

Hellen Keller nació el 27 de junio de 1880 en Alabama, EE. UU. Conmemorando su natalicio, a continuación compartimos un ensayo titulado «Helen Keller, escritora y activista social: Una mujer invencible ante la adversidad», escrito por el maestro Daisaku Ikeda para Mirai Hombu de la serie «Un arcoíris de esperanza: grandes figuras de la historia» en diciembre del 2015.

Hoy, aprendamos juntos sobre la famosa escritora y activista social Helen Keller (1880-1968), y sobre la relación que mantuvo con su gran maestra Anne Sullivan (1866-1936), quien la alentó y forjó su potencial.

*

Quiero pedirles que se cubran los ojos con las manos. Probablemente, no vean nada. Ahora, tápense los oídos con las manos hasta que no oigan nada. Por último, traten de decirles algo a sus padres sin hablar. ¿Se hicieron entender? Es difícil, ¿verdad?

Helen Keller, a la edad de ustedes, era ciega, sorda y muda. Y sin embargo, a pesar de sus discapacidades, construyó una vida positiva y valiosa.

Helen nació en los Estados Unidos, en junio de 1880. Pero cuando tenía diecinueve meses, en el transcurso de un frío invierno, cayó gravemente enferma, con una fiebre muy alta que duró varios días. Sus padres la cuidaron de mejor manera posible, esperando que se salvara. Cuando, por fin, la fiebre empezó a bajar, ambos sintieron que sus ruegos se habían cumplido.

Pero, a partir de ese momento, notaron que la niña no respondía cuando le hablaban. La enfermedad la había dejado sorda y ciega. A raíz de la sordera, olvidó cómo usar su voz. 

De a poco, empezó a comunicar lo que sentía por medio de señas o moviendo la cabeza. Pero cuando los demás no conseguían entenderla, su frustración era tan grande que lloraba y gritaba, descargando su enojo en los demás.

Los padres de Helen, dispuestos a hacer cuanto estuviera a su alcance para ayudarla, conocieron a una joven llamada Anne Sullivan, que acaba de graduarse con las máximas calificaciones.

Esta joven había quedado huérfana de madre a los ocho años, de modo que ella y su hermano menor vivían con el padre, que era un hombre alcohólico y sin empleo. Eran una familia muy pobre. Anne también conocía la lucha contra la ceguera [y sobrellevó una operación que le permitió recuperar parcialmente la vista].

Los que no se rinden ante la dificultad pueden comprender realmente los sufrimientos y las tristezas de los demás; sus experiencias los convierten en personas afables y bondadosas.

Anne Sullivan, entonces, fue contratada como profesora particular de la pequeña Helen, que en ese momento tenía siete años. La niña, de a poco, empezó a confiar en su maestra. Anne, por su parte, creía en el potencial de su alumna y le enseñaba con enorme paciencia.

A través de este vínculo, Helen aprendió a hablar escribiendo las letras con el dedo. Para enseñarle, Anne dibujaba la forma de las letras en la palma de la mano de su alumna.

Al principio, la niña no lograba entender que cada objeto tenía un nombre, por mucho que su maestra se lo explicara.

Por eso, no captaba la diferencia entre una taza y el agua que había dentro. Un día, Anne Sullivan se puso a bombear agua del pozo que había en el patio. Helen estaba a su lado, sosteniendo el tazón con una mano bajo el chorro de agua. El agua llenó el recipiente y desbordó sobre la mano de la niña.

Anne tomó la otra mano de Helen y escribió la palabra «agua» repetidamente. De pronto, la mente de Helen hizo la conexión. Entendió que ese líquido frío que corría por su mano tenía un nombre; se llamaba «agua».

Enseguida, pudo entender el significado de palabras como «padre», «madre», «hermana» y «maestra», y luego no tardó en aprender muchos otros términos nuevos. Empezó a ver y a escuchar con la mente. Y la luz del conocimiento empezó a iluminar su corazón.

En esta primera etapa, maestra y alumna conversaban escribiendo las letras sobre la palma de las manos. Luego, Helen aprendió a usar el sistema braille —escritura para ciegos que representa las letras con puntos marcados en relieve sobre el papel— y así empezó a leer libros. Perseveró en su esfuerzo hasta poder escribir palabras y usar la voz para hablar. Fascinada por la alegría del conocimiento, Helen progresó de manera increíble. Y su maestra, Anne Sullivan, siempre estuvo a su lado.

*

Helen tenía un gran sueño: ir a la universidad. Su mayor anhelo era concurrir a la Universidad de Harvard, una de las más prestigiosas de los Estados Unidos, donde yo mismo tuve oportunidad de disertar en dos ocasiones.

Todos los amigos de Helen le dijeron que abandonara la idea, porque nunca la aceptarían en un lugar tan exigente. Pero ella y su maestra, unidas con un mismo propósito, decidieron desafiarse y lograrlo.

En esa misma época, Helen perdió a su padre, a quien mucho amaba, y esto la entristeció mucho. Pero con el apoyo de sus seres queridos, logró ser admitida en el Radcliffe College, la universidad para mujeres asociada a Harvard. Allí estudió con diligencia y se graduó con honores.

Ya egresada, Helen siguió dedicándose a ayudar a otras personas ciegas y sordas para que pudieran tener una vida feliz. Viajó por el mundo para defender la paz y alentar a la humanidad; y estuvo tres veces en el Japón. Su primera visita tuvo lugar hace ochenta años, en abril de 1937, en la temporada en que florecen los cerezos. Le transmitió al público japonés su convicción de que nuestra sonrisa es mucho más radiante y hermosa cuando ayudamos a quienes lo necesitan.

En algunas exposiciones auspiciadas por la Soka Gakkai, como Los derechos humanos en el siglo XXI: Atesorar a cada persona (2005-) y El libro, herencia de la humanidad (2006-), se exhibe una carta escrita por Helen Keller, que los visitantes suelen leer con honda emoción.

Helen escribe: «Si allí donde solo hay silencio y oscuridad puedes disfrutar del sol, las flores y la música, has experimentado tu Sentido Místico».[1] Quien supo despertar ese poder espiritual en el corazón de Helen fue su maestra, Anne Sullivan.

*

El noble lazo de enseñanza y aprendizaje que unió a Helen Keller y a Anne Sullivan fue reconocido en todo el mundo.

El 15 de junio de 1932, la Universidad de Glasgow, en Escocia, confirió a Helen Keller un doctorado honoris causa, con palabras de elogio para ella y para su mentora.

Dicho sea de paso, ese mismo día, 62 años después (en 1994) esa misma universidad también me otorgó un doctorado honorario y reconoció el vínculo que yo había mantenido con mi mentor Josei Toda, el segundo presidente de la Soka Gakkai.

Profundamente agradecida, Helen dijo, sobre la relación con su maestra Anne Sullivan: «No puedo imaginar a ninguna otra persona en su lugar».[2]

Yo tampoco puedo imaginar a ningún otro maestro de vida más que al señor Toda. Porque tuve un mentor como él, soy la persona que ustedes conocen. Él me enseñó a construir una vida increíble. Gracias a él, pude adquirir recursos para trabajar por la paz mundial y hacer amigos en todas partes del mundo.

Asimismo, gracias a él tuve la enorme fortuna de conocerlos a todos ustedes, los miembros de la División de Estudiantes de la Primaria. Así como siento que conocer al maestro Toda fue un gran tesoro en mi vida, también creo que todos ustedes son tesoros invalorables, no solo para mí, sino también para la humanidad.

(Traducción del artículo publicado en la edición del 1.o de marzo de 2015 del Boys and Girls Hope News [La esperanza de los niños], publicación mensual de la Soka Gakkai destinada al Departamento de Estudiantes de la Primaria).

CITAS

[1]  Keller, Helen: My Religion (Mi religión), San Diego, California: The Book Tree, 2007, pág. iv.

[2]  Keller, Helen: Midstream: My Later Life (El tramo intermedio: Los años siguientes de mi vida), Londres: Hodder and Stoughton, Ltd., 1929, pág. 345.

© Humanismo Soka - 2024

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