Menú

UN ESPÍRITU INVENCIBLE: Ser campeones a quienes nada pueda derrotar | «A mis queridos amigos del Departamento de Jóvenes», ensayo del maestro Ikeda

UN ESPÍRITU INVENCIBLE: Ser campeones a quienes nada pueda derrotar | «A mis queridos amigos del Departamento de Jóvenes», ensayo del maestro Ikeda

UN ESPÍRITU INVENCIBLE: Ser campeones a quienes nada pueda derrotar | «A mis queridos amigos del Departamento de Jóvenes», ensayo del maestro Ikeda

Humanismo Soka

miércoles, 2 de julio de 2025

miércoles, 2 de julio de 2025

A continuación, presentamos una serie de disertaciones del maestro Daisaku Ikeda, sobre diferentes aspectos fundamentales del budismo Soka que se publicaron bajo el título «A mis queridos amigos del Departamento de Jóvenes» en el Daibyakurenge, la revista mensual de estudio de la Soka Gakkai.

A continuación, presentamos una serie de disertaciones del maestro Daisaku Ikeda, sobre diferentes aspectos fundamentales del budismo Soka que se publicaron bajo el título «A mis queridos amigos del Departamento de Jóvenes» en el Daibyakurenge, la revista mensual de estudio de la Soka Gakkai.

A continuación, presentamos una serie de disertaciones del maestro Daisaku Ikeda, sobre diferentes aspectos fundamentales del budismo Soka que se publicaron bajo el título «A mis queridos amigos del Departamento de Jóvenes» en el Daibyakurenge, la revista mensual de estudio de la Soka Gakkai.

En los primeros días de nuestro movimiento, uno de los libros que leíamos en el Departamento de Jóvenes con nuestro maestro Josei Toda, el segundo presidente de la Soka Gakkai, era La ciudad eterna, de Hall Caine. En una de las escenas de la novela, el protagonista David Rossi dice a sus amigos que las personas más fuertes son las que se forjan en la lucha contra la adversidad y el sufrimiento.[1]

Los que se atreven a mirar a los ojos a las dificultades y las enfrentan con espíritu invencible, en lugar de evitarlas o de huir, son verdaderos campeones de la vida.

El Departamento de Jóvenes de la Soka Gakkai es una comunidad de leones

Nichiren Daishonin fue un grandioso rey león. Y los miembros de la Soka Gakkai hemos heredado ese espíritu. Los integrantes del Departamento de Jóvenes, sucesores de nuestro movimiento, son una comunidad de leones directamente unidos a Nichiren Daishonin.

En el budismo, el término «rey león» se emplea como una metáfora del sublime estado de vida que establecen los budas. Un león jamás se deja vencer por nada; siempre triunfa. Por ende, «león» es el término con que se describe a la persona invencible e intrépida. Las palabras «espíritu invencible» expresan concretamente ese magnífico estado de vida.

Hace sesenta y cinco años, en 1953, cuando era responsable interino del cabildo Bunkyo de Tokio, exhorté a los miembros locales a avanzar con orgullo y convicción, armados de un corazón invencible. En respuesta a mi aliento, se pusieron todos de pie, y ese pequeño cabildo cuyo crecimiento se había estancado se convirtió en el de mejor desempeño nacional; y el renombre que adquirió entonces ha perdurado hasta el día de hoy.

La determinación inamovible produce resultados colosales

Otro ejemplo de victoria lograda mediante una postura invencible fue la Campaña de Febrero del año anterior, 1952. Haciendo propia la determinación de mi maestro, el señor Toda, me esforcé dispuesto a romper los límites y a avanzar hacia la concreción de la membresía de 750.000 familias que él se había trazado como meta. En ese momento yo tenía 24 años.

En aquellos primeros días de nuestro movimiento, había bastantes prejuicios e interpretaciones distorsionadas con respecto a nosotros. Los miembros que visitaban a sus conocidos para dialogar sobre el budismo a menudo eran objeto de insultos; e incluso a algunos les arrojaban sal [2] o agua. Así y todo, con un espíritu de lucha invencible, perseveraron en sus visitas domiciliarias para alentar a la gente y transmitirles los principios del budismo Nichiren. Cuantas más dificultades encontraban, más ardía la llama de su fe.

Yo elogiaba al máximo a estas personas que se desafiaban por transmitir a otros esta filosofía. Citaba los escritos del Daishonin y, basado en ellos, les aseguraba que todos sus esfuerzos les darían espléndidos beneficios y que estaban haciendo una labor encomiable, cualquiera fuese el resultado obtenido.

Aunque muchos de ellos estaban afrontando graves circunstancias kármicas en relación con su salud o con el dinero, o pasaban por situaciones difíciles, ninguno quería dejarse vencer. Esas contiendas les permitían experimentar los beneficios de la fe, que luego ansiaban compartir con los demás. En suma, la vida de todos ellos irradiaba un espíritu invencible.

Estas y muchas otras proezas monumentales, que brillarán eternamente en los anales del kosen-rufu, cristalizan la lucha inolvidable que libraron personas esclarecidas como estas.

Creer en uno mismo: la primera clave

Con el afán de alentar a nuestros jóvenes miembros, que hoy están valientemente aspirando a grandes metas tanto en su vida personal como en el kosen-rufu, en esta entrega quisiera analizar qué significa tener este corazón invencible, que es la esencia del budismo Nichiren y del espíritu de Gakkai.

La primera clave para tener ese espíritu invencible es creer en uno mismo: tener fe absoluta en nuestra naturaleza de Buda inherente. Este es el requisito primordial para ser un intrépido practicante del budismo Nichiren. Comencemos por afirmar este principio.

 

***

  [A]unque recite Nam-myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley está fuera de usted, no está abrazando la Ley Mística, sino una enseñanza inferior. «Enseñanza inferior» se refiere a todas las [enseñanzas budistas] que no son este Sutra [del loto], que constituyen doctrinas introductorias y provisionales. Ninguna enseñanza introductoria o provisional conduce directamente a la iluminación, y sin un camino directo hacia la iluminación usted no podrá lograr la Budeidad, aunque practique existencia tras existencia durante kalpas incontables. En tal caso, lograr la Budeidad en esta existencia resulta imposible. Por lo tanto, cuando entone myoho y recite renge, debe hacer surgir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida. [3]

 

Perseverar y triunfar, aun teniendo todo en contra

El logro de la Budeidad en esta existencia es un escrito de Nichiren Daishonin sumamente inspirador y rebosante de esperanza, que muestra claramente el camino para que todas las personas logren la iluminación en esta existencia. El Daishonin asegura que, cualquiera sea nuestro pasado o nuestro presente, a través de entonar Nam-myoho-renge-kyo podemos despejar el camino hacia una felicidad sólida y eterna.

Nuestra victoria o derrota en la vida no se definen en la mitad del proceso. Aunque muchas dificultades se abatan sobre nosotros, mientras sigamos entonando Nam-myoho-renge-kyo y dedicando la vida al kosen-rufu, podremos transformar positivamente cualquier situación, de acuerdo con el principio budista de «convertir el veneno en remedio».[4] El verdadero éxito como seres humanos implica perseverar ante las dificultades y ganar, aun con todas las probabilidades en contra. Este es el camino directo hacia el logro de la Budeidad en esta existencia.

 

Crean en su propio potencial

La fe en el budismo de Nichiren Daishonin comienza por tomar conciencia de que en cada uno de nosotros existe el gran estado de vida del Buda, o Budeidad.

En tal sentido, el budismo Nichiren no es una «fe dependiente», cuyas oraciones se dirigen a un ser supremo o a un poder externo al sujeto. Es una lucha por creer en el propio potencial y por activar la propia Budeidad intrínseca. Por eso, el Daishonin escribe: «Fortalezcan su fe día tras día y mes tras mes». [5]

El Daishonin llega a decir que, si buscamos la Ley fuera de nosotros mismos, no lograremos la iluminación por mucho daimoku que entonemos; nuestra práctica, en este último caso, será solo una «dolorosa e interminable austeridad». [6]

Buscar la Ley fuera de nosotros mismos significa buscar en el mundo externo las causas y los efectos, tanto de la felicidad como de la desventura. Esto implica transferir la culpa o la responsabilidad a las circunstancias o a otras personas. También se refiere a la duda que surge cuando ocurre algo adverso o inesperado y nos hace vacilar en la fe, sentir miedo, deplorar la propia situación o sentir odio o resentimiento contra alguien.

 

Tenemos el mismo estado de vida que el Daishonin

Las personas de espíritu invencible nunca son pesimistas, ni siquiera cuando las cosas no salen de la manera que deseaban.

El señor Toda dijo una vez a unas integrantes del Departamento Juvenil Femenino: «Deben estar orgullosas de tener el mismo estado de vida que Nichiren Daishonin. Mantengan un noble espíritu y triunfen en la vida. Nunca se menosprecien ni se desvaloricen a sí mismas».

El budismo Nichiren nos permite superar con convicción los problemas de la vida sin desalentarnos, sin compadecernos, sin pensar «No soy digno», «Nunca podré lograrlo». El poder de la Ley Mística nos permite vencer rotundamente la ignorancia u oscuridad fundamental, [7] cuya función es rebajar o denigrar nuestra vida de suprema nobleza.

En otras palabras, entonar Nam-myoho-renge-kyo es una batalla contra la ignorancia o la oscuridad que no nos deja aceptar la verdad de que nosotros mismos somos budas. Por eso requiere una dedicación tan seria. La práctica del daimoku nos permite superar nuestras dudas y trascender los límites de nuestro yo inferior. Nam-myoho-renge-kyo es el poder fundamental que puede transformar incluso la aflicción en un torrente de creatividad.

El Daishonin señala: «[C]uando entone myoho y recite renge, debe hacer surgir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida». [8] Nuestra práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo es una lucha por construir una fe profunda, orar con determinación enfocada y retornar a nuestro yo verdadero y esencial, para hacer fluir la fuerza vital innata que poseemos desde el tiempo sin comienzo.

Aún preso, sobrellevando un encarcelamiento injusto durante la Segunda Guerra Mundial, el señor Toda continuó entonando Nam-myoho-renge-kyo; eso lo condujo a la profunda revelación de que el buda era la vida misma, y de que él mismo era un Bodhisattva de la Tierra.

Años después, nos explicó de manera comprensible la actitud básica que debíamos tener cuando orábamos: «¡Decidan que su vida misma es Nam-myoho-renge-kyo!».[9]

 

Todos valemos

Quienes creen firmemente que su vida corporifica la Ley Mística no tienen que temer a nada.

Durante un inolvidable viaje de orientación que hice a la nevada prefectura de Akita, en enero de 1982, asistí a una reunión general del Departamento de Jóvenes y hablé francamente con los sucesores juveniles de esa zona, que estaban siguiendo las huellas de nuestros admirables pioneros locales. Les dije: «Confío absolutamente en todos ustedes como discípulos, ya sea que lo crean o no».

Hasta el día de hoy, mis sentimientos no han cambiado en absoluto. Por mucho que otros puedan decir, cada uno de ustedes es un preciado camarada con una enorme misión en aras del kosen-rufu. Todos son nobles practicantes, con amigos a quienes solo ustedes pueden vincular con el budismo. Creo en los jóvenes. Estoy orando con la esperanza de que todos se pongan de pie y actúen, sin falta, en bien del kosen-rufu.

No tienen por qué dejarse afectar por las opiniones ajenas. Sigan avanzando con alegría y confianza por el camino de su propia misión, de acuerdo con el principio de la floración de los «cerezos, ciruelos, duraznos y albaricoques». Esfuércense de un modo que les resulte auténtico y natural, como dignos miembros del Departamento Juvenil y jóvenes sucesores de la Soka Gakkai.

***

Declararé lo siguiente: que las deidades me abandonen; que todas las persecuciones se abatan sobre mí. Así y todo, daré mi vida por la Ley. [...] [S]ean cuales fueren los obstáculos que deba enfrentar, mientras las personas de sabiduría no demuestren que mis enseñanzas son falsas, ¡jamás claudicaré! Cualquier otra aflicción será, para mí, como polvo en el viento.

Seré el pilar del Japón. Seré los ojos del Japón. Seré el gran navío del Japón.

¡Este es mi juramento, y jamás lo abandonaré! [10]

 

El juramento de lograr el kosen-rufu: la segunda clave

Cuando, a mis 32 años, asumí la tercera presidencia de la Soka Gakkai, grabé en lo más hondo de mi ser el pasaje de La apertura de los ojos donde el Daishonin expresa su gran juramento.

La determinación de no olvidar o abandonar jamás nuestro juramento de lograr el kosen-rufu es vital para mantener un espíritu invencible. Es importante que vivamos fieles a nuestro juramento y sigamos trabajando para cumplirlo, sin dejarnos detener por los obstáculos. Esta determinación es la segunda clave del espíritu invencible que constituye el corazón del budismo Nichiren.

Al describir en este pasaje su determinación personal y su disposición interior a afrontar cualquier obstáculo, el Daishonin se propone disipar las dudas que habían echado raíz en el corazón de sus discípulos.

Es como si les dijera: «Porque vivo con el juramento de lograr el kosen-rufu en el eterno futuro del Último Día de la Ley, no hay nada que me preocupe, ni siquiera que las deidades celestiales me abandonen. Y si soy perseguido sin tregua, me tiene sin cuidado. He estado preparado, desde el comienzo, para dar la vida por ese juramento». Ese compromiso inclaudicable es la esencia de un auténtico practicante del Sutra del loto. Es el epítome de un espíritu invencible.

 

Manifestar el estado de Budeidad

Desde que proclamó su enseñanza por primera vez en 1253, el Daishonin superó una serie de graves hostilidades que culminaron en la persecución de Tatsunokuchi, cuando descartó su aspecto transitorio y asumió su verdadera identidad, la del Buda del Último Día de la Ley. [11] Sobre este particular, escribe: «Sobreviví incluso a la persecución de Tatsunokuchi y salí indemne de otros grandes hostigamientos. A estas alturas, el Rey Demonio debe de estar profundamente desalentado». [12]

Para el Daishonin, incluso las persecuciones que ponían en jaque su vida no eran más que «polvo en el viento». [13] Ni las funciones destructivas más insidiosas podían hacerlo abandonar el juramento que abrigaba en su corazón.

Con este espíritu, proclama su compromiso de liberar al pueblo del sufrimiento: «Seré el pilar del Japón. Seré los ojos del Japón. Seré el gran navío del Japón». [14] Este es su gran juramento de abrir el camino del kosen-rufu para que todas las personas puedan lograr la iluminación de cara al eterno futuro.

El Daishonin señala inequívocamente: «¡Este es mi juramento, y jamás lo abandonaré!». [15] Cuando hacemos esa misma promesa y vivimos toda nuestra vida con fe firme, alcanzaremos el mismo estado de vida que el Buda. Podemos, entonces, vivir con valentía incomparable, abundante sabiduría, infinito amor compasivo y fortaleza ilimitada.

 

Shijo Kingo, una persona de espíritu invencible

El Daishonin confiaba en su discípulo Shijo Kingo, quien luchaba por proteger a sus camaradas y lideraba la labor por el kosen-rufu, pese a estar, él mismo, arrinconado por diversas dificultades. En un escrito, dice sobre él: «Es un hombre que jamás acepta una derrota y que valora muchísimo a sus amigos». [16]

En el corazón de Shijo Kingo ardía un compromiso inamovible: jamás retroceder ni un solo paso, en bien de sus camaradas y de la Ley Mística. Sus colegas, recurriendo a difamaciones y comentarios negativos sobre su fe en las enseñanzas del Daishonin, habían logrado que Shijo Kingo cayera en descrédito ante los ojos de su señor feudal; esto le ocasionó un perjuicio extremo. Pero incluso en estas difíciles circunstancias, siguió al pie de la letra las orientaciones del Daishonin y, mediante la sinceridad y la perseverancia, recuperó la confianza de su amo, recibió tierras tres veces más extensas que las que administraba antes, y logró una victoria resonante.

La lucha por lograr el kosen-rufu no es, en ningún aspecto, distinta de nuestro desafío por llevar a cabo la revolución humana y transformar nuestro karma. Antes bien, cuando vivimos con dedicación inquebrantable a nuestro juramento de propagar la Ley, de proteger a nuestros camaradas y de lograr el kosen-rufu, hacemos gala de un espíritu invencible que no sabíamos que poseíamos y activamos en nuestra vida la inmensa fuerza de la Budeidad.

 

El punto de partida de la victoria eterna

«¡Jamás seremos vencidos!»... El punto de partida de este espíritu invencible de Kansai fue la Manifestación de Osaka, el 17 de julio de 1957. [17] Este encuentro se llevó a cabo en el Centro Cívico de Nakanoshima la noche en que fui liberado de la cárcel, donde me encontraba arrestado por una causa fraguada. En dicha ocasión, hablé brevemente y dije: «¡Finalmente, quedará demostrada la victoria de la enseñanza correcta, y de las personas que se esfuerzan en la fe con tenacidad y creen firmemente en el Gohonzon!».

El espíritu invencible de los maestros y discípulos de la Soka es la postura de no dejarnos derrotar por ningún obstáculo, de repeler cualquier ataque y de abrir ampliamente nuevas rutas para el desarrollo y el éxito del kosen-rufu.

Mi mentor, después, me dedicó este poema:


Ganar y perder

son parte de la vida,

pero yo oro al Buda

por la victoria final.


El budismo se centra en ganar en cualquier desafío, y por eso los maestros y discípulos budistas deben seguir luchando hasta el final. Por muchos éxitos o fracasos relativos que experimentemos a lo largo del camino, la esencia de la «estrategia del Sutra del loto» [18] es poder obtener la victoria final.

Me produce una enorme alegría que esta conciencia y este firme compromiso hayan sido heredados no solo por el Departamento de Jóvenes de Kansai, sino por la juventud de la Soka en todo el mundo. En todo el orbe se están construyendo los cimientos del triunfo perpetuo.

 

Llevar una vida invencible

En noviembre de 1978, en una época en que la Soka Gakkai estaba jaqueada por feroces ataques [a causa del primer conflicto con el clero], exhorté a los jóvenes que asumirían la lucha del futuro: «La eterna victoria consiste en vivir toda la existencia sin ser vencidos. En realidad, la victoria mayor no consiste tanto en ganar, sino en no ser vencidos y en no rendirnos jamás».

No ser vencidos significa tener el valor de presentar batalla a los desafíos. Aunque nos derriben muchas veces, lo importante es que sigamos poniéndonos de pie y avanzando, así sea un solo paso o ¡incluso medio paso! hacia delante. El Daishonin señala: «Por haber expuesto esta enseñanza, fui exiliado y estuve a punto de morir ejecutado. Como afirma el dicho: “El buen consejo es áspero al oído”. Así y todo, no me he desalentado». [19]

Aun si surgen obstáculos realmente grandes, debemos tener la postura de sentir: «Así y todo, no me he desalentado». [20] Esta fortaleza indómita, esta actitud invencible, son la esencia del budismo Nichiren.

 

«¡Esperen y verán!»

Durante la Segunda Guerra Mundial, la Soka Gakkai fue perseguida por las autoridades militares de Japón. La voz del maestro Toda bramaba de indignación al describir sus sentimientos cuando supo que su mentor había muerto en la cárcel: «Nunca en toda mi vida había experimentado tanto desconsuelo... En ese momento, me dije a mí mismo: “Esperen y verán. ¡Ya dejaré claro, sin asomo de dudas, si mi maestro vivió rectamente o no!”. Si tuviera que elegir un seudónimo, me llamaría Montecristo. Con este espíritu, haré algo grande que me permita hacer justicia a mi mentor». [21]

La novela El conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, termina con las sencillas palabras: «¡Confiar y esperar!». [22]

Los que saben qué significa perseverar de verdad son personas con la sabiduría y la fuerza para crear el futuro. Los Bodisatvas de la Tierra son campeones de la esperanza, «armados de formidable perseverancia». [23] Son adalides de la propagación de la Ley budista en esta época oscura, y personas con la capacidad de persistir en aras de un gran propósito. La victoria es prueba de su poder intrínseco.

Por eso, nada puede vencer a los mentores y discípulos de la Soka que se dedican a cumplir el juramento de los Bodisatvas de la Tierra. Nacimos para triunfar, cada uno de nosotros llevando a cabo la misión que asumió desde el remoto pasado. Está garantizado que habremos de mostrar nuestra victoria con pruebas visibles.

 

Una vida dedicada a cumplir la misión del kosen-rufu

En la época de profunda recesión económica que siguió a la Segunda Guerra Mundial, cuando los negocios del maestro Toda estaban en su peor momento, yo anoté lo siguiente en mi diario:

En la sociedad, hay personas que ganan y otras que pierden. No hay cómo medir la buena fortuna o la desventura. Pero, aunque uno triunfe, la exaltación no dura eternamente. Sin embargo, la persona que ha tomado conciencia de sí misma, aunque sufra alguna derrota temporal, podrá seguir avanzando en pos de un futuro más vasto, profundo y grande que aquel que ganó circunstancialmente al comienzo. Mientras no seamos vencidos en el aspecto esencial, debemos seguir avanzando paso a paso, con la certeza de que tarde o temprano triunfaremos.

Hoy sigo pensando exactamente lo mismo.

«La personas que ha tomado conciencia de sí misma» es aquella que ha tomado conciencia de su misión como discípulo, y del juramento que comparte con su maestro. Es el practicante cuyo sentido de propósito es inseparable de su misión por el kosen-rufu.

 

Los jóvenes de la Soka: protagonistas de nuestra épica sin fin 

Podemos decir que el espíritu invencible es sinónimo del juramento de maestro y discípulo. Y es, también, otro modo de describir el estado de Buda, y es la fuerza motriz para la victoria de la humanidad.

Mientras en la Soka Gakkai palpite un vigoroso espíritu invencible, seguiremos escribiendo una triunfal historia del pueblo de hoy al eterno futuro. Ustedes, nuestros jóvenes sucesores, son los protagonistas de esta epopeya sin fin.

Nuestro espíritu invencible de hoy es la clave para las victorias de mañana.

¡Orgullosos de dedicar la vida al gran juramento de maestro y discípulo, unámonos para crear una historia de éxitos gloriosos que brille a través de los tiempos!

 


(Traducción del artículo publicado en la edición de febrero de 2018 del Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai).






CITAS

[1] Caine, Hall: The Eternal City (La ciudad eterna), Nueva York: D. Appleton and Company, 1901, pág. 67.

[2]  En el Japón, tradicionalmente, se creía que la sal tenía cualidades purificadoras; por eso se arrojaba, a modo de protección contra la impureza.

[3] Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 3. Redactado en 1255, El logro de la Budeidad en esta existencia enseña que entonar Nam-myoho-renge-kyo es el camino directo hacia la iluminación en esta vida.

[4] El término «convertir el veneno en remedio» se refiere a utilizar el poder de la Ley Mística para transformar una vida dominada por los tres senderos de los deseos mundanos, el karma y el sufrimiento en una vida que exprese las tres virtudes del cuerpo del Dharma, la sabiduría y la emancipación. Esta frase se encuentra en un pasaje del Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría, que menciona a «un gran médico capaz de convertir el veneno en remedio». El gran maestro T’ien-t’ai dice en Profundo significado del Sutra del loto: «El hecho de que en el Sutra del loto las personas de los dos vehículos hayan recibido la profecía de su iluminación significa que [el sutra] convierte el veneno en medicina».

[5] END, pág. 1043.

[6] Ib., pág. 4.

[7] Ignorancia u oscuridad fundamental: La ilusión más hondamente arraigada en la vida, que daría lugar a todas las otras ilusiones. La oscuridad fundamental denota la incapacidad de ver o de reconocer la verdad, en especial, la verdadera naturaleza de nuestra vida.

[8] END, pág. 3.

[9] Toda, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1982, vol. 2, pág. 467.

[10] END, págs. 296-297. Obra escrita por Nichiren Daishonin en Tsukahara, isla de Sado, en febrero de 1272, dirigida a todos sus discípulos, en la cual se revela que el Daishonin reúne las tres virtudes del soberano, el maestro y el padre en el Último Día de la Ley.

[11] Persecución de Tatsunokuchi y exilio a Sado: El 12 de setiembre de 1271, las autoridades arrestaron a Nichiren Daishonin y lo llevaron a un lugar llamado Tatsunokuchi, en las afueras de Kamakura, donde intentaron ejecutarlo al amparo de la noche. Cuando el intento de ejecución fracasó, el Daishonin fue mantenido bajo custodia en la residencia del condestable interino de Sado, Honma Rokuro Saemon, en Echi (parte de la actual prefectura de Kanagawa). Tras un período de un mes, mientras el gobierno debatía qué hacer con él, fue exiliado a la isla de Sado, lo cual en aquel momento equivalía a una sentencia de muerte. Sin embargo, cuando se cumplieron las dos calamidades predichas por el Daishonin —la rebelión interna y la invasión extranjera—, el gobierno emitió un indulto en marzo de 1274, y el Daishonin regresó a Kamakura.

[12] Del Oko Kikigaki (Disertaciones registradas), Gosho Zenshu, pág. 843.

[13] END, pág. 297.

[14] Ib.

[15] Ib.

[16] Ib., pág. 1000.

[17] Manifestación de Osaka: Se refiere al encuentro que organizó la Soka Gakkai para protestar contra la injusta detención del presidente Ikeda, en ese momento jefe de personal del Departamento de Jóvenes, perpetrada por la Fiscalía del distrito de Osaka en relación con el incidente de Osaka. El punto de concentración fue el Centro Cívico de Nakanoshima, de dicha ciudad, el 17 de julio de 1957. Ese día, el maestro Ikeda fue liberado tras dos semanas de interrogatorios a cargo de las autoridades.

[18] END, pág. 1046.

[19] Ib., pág. 786.

[20] Ib.

[21] Toda, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1989, vol. 4, pág. 230.

[22] DUMAS, Alejandro: El conde de Montecristo, Madrid: Edimat Libros S.A., 2006, pág. 717.

[23] El Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 15, pág. 214.

© Humanismo Soka - 2024

© Humanismo Soka - 2024

© Humanismo Soka - 2024