Humanismo Soka
Siete décadas de trabajo por la felicidad y la victoria del pueblo
La imagen trajo vivamente a mi memoria una escena ocurrida siete décadas atrás. Era un cuadro al óleo de Ken’ichiro Uchida, el artista que crea las ilustraciones de La nueva revolución humana, que plasmaba mi primer encuentro con el maestro Josei Toda, en una reunión de diálogo celebrada el 14 de agosto de 1947.
Con profunda emoción, mi esposa Kaneko y yo contemplamos el cuadro días atrás (el 22 de agosto) en el Salón de los Mentores de la Soka Gakkai (en Shinanomachi, Tokio), donde hicimos el gongyo para expresar nuestra inmensa gratitud a nuestro mentor, el señor Toda.
Ese día, mi primer contacto con él, su voz me pareció considerada y familiar, como la de un padre bondadoso.
—¿Cuántos años tienes ya? Siéntete libre de preguntar o decir todo lo que quieras —me dijo.
Yo creo que fue un encuentro predestinado, inevitable, desde el remoto pasado.
A mis diecinueve años, buscaba ardientemente una forma correcta de vivir, y el señor Toda me propuso que practicara el budismo Nichiren junto a él.
Sentí instintivamente que podía confiar en ese hombre, y decidí adoptarlo como mentor y trabajar a su lado. Diez días después de haberlo conocido, el 24 de agosto, ingresé en la Soka Gakkai.
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A la hora de analizar el significado del término «rugido de león» (en japonés, shishi ku), que aparece en el Sutra del loto, Nichiren Daishonin señala:
El primer shi de la palabra shishi o ‘león’ [que significa «maestro»] es la Ley prodigiosa que transmite el maestro. El segundo shi [que significa «hijo»] es la Ley prodigiosa que reciben los discípulos. El «rugido» [ku] es el sonido del maestro y el discípulo que oran al unísono. [1]
Este es un pasaje del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente al cual retorno una y otra vez.
En mi maestro latía el espíritu apasionado de un Bodisatva de la Tierra que ansiaba erradicar el sufrimiento de la vida de la gente. Me dije que si yo, su discípulo, entonaba Nam-myoho-renge-kyo y me esforzaba sin desmayo, alineando mi espíritu con el suyo, sería capaz de desplegar la misma sabiduría y la misma bravura que él.
Con esa convicción, perseveré incansablemente en la primera línea de nuestro movimiento por el kosen-rufu, y así despejé el camino para una expansión inédita en la cantidad de miembros de la Soka Gakkai. Hubo luchas feroces, en apariencia imposibles, que al principio hacían vacilar a nuestros compañeros. Pero yo puse en esos desafíos todo lo que tenía, con la actitud de concentrar en cada instante vital el esfuerzo equivalente a infinitos eones.[2] Tenía la convicción de que si esos retos eran un paso necesario para hacer realidad la visión de mi grandioso mentor del kosen-rufu, no podía fracasar. Es más: ¡el fracaso ni siquiera era una opción! Y así fui izando un estandarte victorioso después de otro.
En el curso de estas muchas décadas, nuestros compañeros han luchado con valor y han triunfado a mi lado. Intrépidos ante cualquier dificultad y con una dedicación incondicional, dieron pruebas del poder profundo inherente a los Bodhisattvas de la Tierra. A ellos, les debo mi reconocimiento más hondo y agradecido.
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En mirada retrospectiva, vemos que muchos de los grandes transformadores de la historia humana supieron mantener toda la vida los votos que formularon en su juventud, y que ese juramento fue lo que les dio fuerzas para superar toda clase de obstáculos y dificultades.
¡Qué excelsa resulta la vida dedicada a cumplir un juramento, siempre fiel al compromiso que uno mismo eligió! ¡Y qué increíblemente noble y honorable es la vida consagrada a perpetuar la lucha del mentor; consagrada a retribuir, con las propias victorias y logros, la gratitud que uno siente como discípulo!
El 24 de agosto es, también, el Día del Departamento de Señores. Estoy orando para que todos mis camaradas del kosen-rufu, mis compañeros del Departamento de Señores que viven fieles a su juramento, sean victoriosos y gocen de una vida larga, sana y colmada de satisfacción.
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Nichiren Daishonin hace una comparación entre el mentor y la tierra.[3] Las diversas plantas brotan del suelo fértil, extienden sus tallos, hojas y ramas, y florecen en exuberante abundancia. De la misma manera, las diversas «flores humanas»[4] cuya misión es crear valor mediante la cultura, la paz y la educación, brotan de la tierra del juramento por el kosen-rufu, el juramento de maestro y discípulo, hasta formar un glorioso jardín de humanismo.
Ya que nuestra relación significaba compartir la misión y la responsabilidad del kosen-rufu, el señor Toda y yo debatíamos sobre todos los temas imaginables y trabajábamos juntos sin cesar pensando en los pasos que debíamos dar en bien del futuro.
El origen del Seikyo Shimbun, periódico de la Soka Gakkai, se remonta a una idea que surgió durante una conversación que mantuvimos cuando sus empresas estaban pasando por una situación desesperante. Por una feliz coincidencia, esa conversación se produjo un 24 de agosto de 1950, en el tercer aniversario de mi ingreso en la Soka Gakkai.
Ese mismo año, más adelante (el 16 de noviembre), el señor Toda me contó su idea de fundar una Universidad Soka, mientras almorzábamos juntos en la cafetería de la Universidad Nihon, en Tokio, en el distrito de Kanda.
El 8 de septiembre de 1957, el señor Toda anunció su Proclama para la abolición de las armas nucleares. En las seis décadas transcurridas desde entonces, hemos seguido difundiendo y desarrollando este mensaje. Nuestros crecientes alegatos y campañas reclamando la eliminación de las armas nucleares en todo el mundo finalmente dieron fruto en el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares aprobado por las Naciones Unidas este año (el 7 de julio).
Esto me recuerda la grandiosa visión del kosen-rufu que mi maestro me transmitió. Dijo que, en el futuro, la Soka Gakkai sin falta llegaría a ser un bastión clave para la paz y la cultura del mundo: esta sería su misión. También vislumbró que la Soka Gakkai sería un enorme espacio educativo donde se forjarían valores humanos con ese propósito, y expresó su convicción de que nuestro movimiento de revolución humana cambiaría el destino de toda la humanidad.
El señor Toda enunció la gran misión de la Soka Gakkai como la paz mundial. O, en otras palabras, «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra», que es el ideal proclamado por Nichiren Daishonin.
Una vez, nos dijo a los jóvenes: «Yo sentaré los cimientos. Y el trabajo de ustedes es esforzarse al máximo para expandir nuestro movimiento».
Yo, como representante de él y unido a mi maestro con un mismo propósito, viajé por todo el Japón y por el mundo para sembrar las semillas de la Ley Mística. He entonado daimoku y he actuado con todas mis fuerzas, como irrigando la tierra de daimoku a cada paso, para llamar y provocar la aparición de los Bodhisattvas de la Tierra en cada lugar que visitaba.
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La expansión de nuestra red de Bodhisattvas de la Tierra se logra tratando a cada persona que conocemos como un tesoro de esperanza resplandeciente; alentándola con todo nuestro corazón; cuidando laboriosamente los lazos que hemos creado, uno tras otro.
El foco siempre tiene que estar puesto en la persona que tenemos adelante en este momento.
Este verano, una vez más [durante el receso escolar] muchos de nuestros compañeros se están consagrando a alentar a nuestros valiosos miembros del Departamento Futuro, en diálogos de vida a vida, con el mismo corazón que yo. Les estoy infinitamente agradecido por su labor; sus magníficas historias de dedicación vivirán eternamente por todos los tiempos.
Nuestro movimiento se desarrollará sin límites en la medida en que forjemos enérgicamente a los jóvenes.
Hace poco [el 13 de agosto], estuve en el Centro Soka Bunka [de la Cultura] en Shinanomachi, Tokio, donde recorrí detenidamente una exhibición sobre los 50 años de las escuelas Soka.[5] Me quedé pensando que, de los 70 años que he pasado hasta el día de hoy, trabajando por cumplir mi misión en los campos de la paz, la cultura y la educación, 50 años han sido junto a los estudiantes de las escuelas Soka. Y sentí una enorme alegría y esperanza en el futuro, sintiendo que seguirán surgiendo, sin pausa, más y más jóvenes sucesores.
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El célebre escritor chino Lu Xun (1881-1936) observó: «En verdad, la tierra en estado natural no tiene caminos. Los caminos se forman cuando muchas personas avanzan por el mismo lugar».[6]
El camino de maestro y discípulo al cual me lancé fue, al principio, un hilo invisible a los ojos de todos los demás. Pero hoy ha crecido hasta el punto de abarcar el Japón y el mundo entero, y es una ruta de grandeza que recorren, dignamente, los miembros de la Soka Gakkai en cada lugar.
Nichiren Daishonin escribe: «“Surgir” [en la frase “Surgir de la Tierra”] indica que, en el momento del kosen-rufu, los seres de todo Jambudvipa [el mundo entero] serán practicantes del Sutra del loto».[7]
Estoy feliz, confiado y tranquilo de ver el crecimiento dinámico de mis queridos jóvenes discípulos: ellos están mostrando en forma resuelta que no hay absolutamente ningún atolladero ni estancamiento en el camino Soka de maestro y discípulo.
Sigamos esforzándonos más que nunca en el diálogo para expandir nuestra red de revolución humana, persistiendo con el espíritu de la verdadera causa, que consiste en avanzar tomando el momento actual como punto de partida.
Por haber perseverado
setenta años
sin esperar las buenas épocas,[8]
maestro y discípulo han triunfado
y han llevado el kosen-rufu
a cada rincón de la Tierra.
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Sembrar jubilosamente
las semillas de la budeidad
en el alma de la gente,
y, así, crear jardines de paz
en todo el planeta.
*
Esta es la época perfecta
para tañer audaces,
con el arrojo
de los Bodhisattvas de la Tierra,
las campanas que anticipan
la era de la Soka.
(Traducción del artículo publicado en el Diario Seikyo, periódico de la Soka Gakkai, el 25 de agosto de 2017).
CITAS:
1 - The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), traducido por Burton Watson, Tokio: Soka Gakkai, 2004, pág. 111.
2- Véase Ib., pág. 214.
3- Véase Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 952.
4- El Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 5, pág. 105.
5- Las escuelas Soka de Segunda Enseñanza Básica y Superior de Tokio se crearon, oficialmente, el 18 de noviembre de 1967, aunque iniciaron su primer ciclo lectivo en abril del año siguiente.
6- Lu Xun: “Guxiang” (Terruño), en Lu Xun quanji (Obras completas de Lu Xun), Pekín: Renmin wenxue chubanshe, 1996, vol. 1, pág. 485.
7-Del «Oko Kikigaki» (Disertaciones registradas), no incluido en los dos volúmenes de The Writings of Nichiren Daishonin ni en Los escritos de Nichiren Daishonin en español. Gosho Zenshu, pág. 834.
8- END, pág. 1043.