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«QUE LOS FRAGANTES LAURELES DE LA FELICIDAD ADORNEN EL TESORO DE SU VIDA» | POEMA DEL MAESTRO IKEDA

«QUE LOS FRAGANTES LAURELES DE LA FELICIDAD ADORNEN EL TESORO DE SU VIDA» | POEMA DEL MAESTRO IKEDA

«QUE LOS FRAGANTES LAURELES DE LA FELICIDAD ADORNEN EL TESORO DE SU VIDA» | POEMA DEL MAESTRO IKEDA

Humanismo Soka

sábado, 19 de julio de 2025

sábado, 19 de julio de 2025

En el marco del 74°. Aniversario de la fundación del Departamento Juvenil Femenino, compartimos extractos del poema «Que los fragantes laureles de la felicidad adornen el tesoro de su vida», escrito por el maestro Ikeda en marzo del 1995 para cada una de las integrantes del mismo. ¡También podés escucharlo en el último Podcast 114°de Humanismo Soka, «74°. Aniversario del Departamento Juvenil Femenino»!

En el marco del 74°. Aniversario de la fundación del Departamento Juvenil Femenino, compartimos extractos del poema «Que los fragantes laureles de la felicidad adornen el tesoro de su vida», escrito por el maestro Ikeda en marzo del 1995 para cada una de las integrantes del mismo. ¡También podés escucharlo en el último Podcast 114°de Humanismo Soka, «74°. Aniversario del Departamento Juvenil Femenino»!

En el marco del 74°. Aniversario de la fundación del Departamento Juvenil Femenino, compartimos extractos del poema «Que los fragantes laureles de la felicidad adornen el tesoro de su vida», escrito por el maestro Ikeda en marzo del 1995 para cada una de las integrantes del mismo. ¡También podés escucharlo en el último Podcast 114°de Humanismo Soka, «74°. Aniversario del Departamento Juvenil Femenino»!

—Dedicado a mis preciadas y queridas miembros

del Departamento Juvenil Femenino—

¡Ah, qué hermoso es el Sol...!

Su resplandor infinito

ilumina la dignidad de todos los hombres...

¡Ah, poder que existe

para cumplir su propio juramento

e iluminar eternamente

a cada ser viviente del universo!


Frente al Sol,

no hay discriminación.

Frente al Sol,

la oscuridad no existe.

Frente al Sol,

los derechos de todos son los mismos.

Frente al Sol,

cada lugar se convierte

en un brillante reino de paz.


Hoy, una vez más,

caminaré por la ruta que yo elegí;

me esforzaré en la tarea escogida,

para escribir una historia personal

de veras magnífica,

que la lluvia insidiosa de mentiras

no consiga jamás debilitar.

Andaré por el camino de la sonrisa feliz,

fiel a mi propia vida

y de la forma que me es propia,

sin permitir que nada me llegue a derrotar.


Sé que en esta senda se encuentra

mi más valioso tesoro.

La juventud se va y no regresa.

Es como una joya única,

que ningún precio puede pagar.

Por ese mismo motivo,

radiante de dicha y de vitalidad,

voy a vivir con todas mis fuerzas.


Sé que, en esta tenacidad,

encontraré los cimientos de la vida.

Sé que, en esa lucha,

nace y comienza

mi propia felicidad,

una felicidad nueva,

que desde mi interior, 

segura ha de brotar. 

¡Jamás dejaré de avanzar!

No miraré hacia atrás, 

ni aun en las horas más difíciles.


La vida es algo que debo vivir

con fortaleza, optimismo e integridad.

Junto a los días felices,

—lo sé muy bien— 

habrá otros de amarga tristeza.

¡Pero ni aun en esas horas, 

ni aun entonces

maldeciré la existencia!

¡La juventud es vida en crecimiento constante!


En cada paso radiante 

por la ruta de la vida,

hay incontables libros de conocimiento,

junto a la sabiduría que ustedes están buscando.

Todas las dificultades de la existencia

están allí para que, sin falta, las venzan,

dentro de su propio ser.


Una juventud, una vida construida sabiamente

en el sublime reino del corazón,

bajo el emblema de la felicidad

y de la esperanza constructiva

tienen el don de llenarnos de deleite

y de colmarnos de la máxima alegría.

Si viven así, 

todo lo que experimenten

se sumará a la guirnalda de flores

fragantes y dulces

que, a modo de corona,

adornará su vida.


¡Ay, hija mía de asombrosa misión!

Conviertes el yermo paisaje invernal

en escenario de una danza primaveral y vibrante

que envuelve todas las cosas

en la tibia y blanca luz del Sol.

La fuerza vital de la juventud

es enérgica y brillante;

cabe en ella todo el oro del mundo y,

¡más aún!... 

La juventud es, por sí misma,

un palacio alhajado.


¡Resplandece el castillo de su vida,

de joyas relucientes tachonado,

de gemas más puras y exquisitas

que todos los astros de la bóveda estelar!

No hay cosa alguna que eclipse este valor.

Y, sin embargo, todos somos dueños por igual

de este sublime tesoro sin precio.

todos somos seres humanos:

en este mundo no hay nadie especial...


Nadie podrá quitarles ese tesoro, 

pues el tesoro son ustedes,

y tomar conciencia de esto

es, en sí mismo, la felicidad.


El farol que encienden en bien de los demás

termina alumbrando su propia marcha;

las oraciones por la dicha de sus camaradas

hacen brillar en su corazón

el ardiente lucero de su propia felicidad.

El castillo de la felicidad en que yo vivo

¡no es pequeño, no es estrecho!

¡En él hay lugar para todos,

para ese amigo, para estos y aquellos!


Las personas de alma egoísta

expulsan fríamente a los demás;

quieren ser los únicos en disfrutar

de su palacio enjoyado.

Pero, en definitiva,

acaban cerrando

las puertas de su propio castillo,

y se condenan a deambular, perdidos,

en el infierno de la soledad.


Si son débiles, si el miedo las domina,

a nadie podrán proteger.

Acabarán descubriendo en sí mismas

un corazón insensible y deplorable.

Cuando derroten sus propias desdichas,

podrán entender el dolor intolerable,

la negra desesperación de los demás.

Para ayudar a los semejantes

a erradicar el sufrimiento,

tendrán primero que ganar la batalla

contra su propia debilidad. 


«¡Sean cada vez más fuertes!»

Que ésta sea la infalible consigna

en el desafío por abrir de par en par

los portones del palacio de la dicha.


Despídanse de la melancolía

y derroten sus flaquezas más profundas;

nunca permitan que las confundan

el engaño o la ilusión,

y mantengan fidelidad absoluta

a la verdad y a la justicia.

¡La fe no es autocompasión,

ni permiso para entregarse a los lamentos!

¡Pero, sí, es victoria rotunda

en la heroica lucha de la vida!


¡Discípula de mirada ardiente!

¡Por el solo hecho de ser joven

eres, al mismo tiempo, 

princesa de la felicidad!

¡Que tu altísimo vuelo deje atrás

las nubes tortuosas del sufrimiento!

¡Con tu propio espíritu vivaz,

haz que tus alas de libertad

bien anchas se extiendan y eleven!

Y, desde la altura imponente,

contempla con serenidad

el pantano maloliente 

de la envidia y de los celos.


No seas esclava de tus emociones,

pues la mente jamás deja de fluctuar.

¡Ten orgullo y dignidad!

¡Sé siempre maestra

del reino de tu corazón!


Recuerda en todo momento

que eres soberana del humanismo;

ocupa, entonces, tu trono real,

el sitial de tus tesoros,

y en un mundo rico y colorido,

¡concéntrate en cumplir tu gran misión!



24 de marzo de 1999

Daisaku Ikeda

Poeta Laureado



(Publicado el 25 de marzo de 1999 en el Diario Seikyo, periódico de la Soka Gakkai).



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