Humanismo Soka
Seamos más responsables
El maestro Toda solía decir a los jóvenes: «Voy a lograr el kosen-rufu. ¿Quieren ayudarme?». Nunca obligaba a nadie a participar. Estaba decidido a lograr el propósito del kosen-rufu por sí solo, si era necesario. Nosotros, sus discípulos, lo acompañamos en esa contienda, dispuestos a hacer todo lo que fuera necesario para ayudarlo.

«¡Yo asumiré la plena responsabilidad!». Esta es la postura de un auténtico líder del kosen-rufu.
De mi maestro, heredé ese firme sentido de la responsabilidad, que en mi opinión es un tesoro sin precio. Me puse de pie y decidí consagrar mi vida a hacer realidad el kosen-rufu; en otras palabras, la paz mundial y la felicidad de todas las personas.
«¡Lo haré, aunque nadie más lo haga!»... Espero que ustedes, mis jóvenes amigos —que, en el futuro, serán líderes magníficos—, desarrollen también esta conciencia de la responsabilidad.
Verán que no es difícil. Pueden empezar por algo sencillo, como mantener su cuarto ordenado. Algunos de ustedes quizá piensen: «¡Eso sí que es imposible!». Pero «ordenar» significa ocuparse de las cosas uno mismo. Si pueden incorporar este hábito, empezarán a cultivar una actitud responsable.

Un proverbio alemán dice: «El orden es la mitad de la vida». Como esto indica, es importante mantener las cosas ordenadas y en su lugar.
¿De qué sirve tener todo acomodado? En principio, para poder encontrar lo que quieren cuando lo necesiten. Esto también se aplica a la vajilla y a la ropa. Si cuando limpian no guardan cada cosa en su debido sitio, la próxima vez que quieran ponerse una prenda o encontrar algo en las alacenas perderán tiempo buscándolo. Ordenar implica devolver cada cosa al sitio que le corresponde.
Los expertos en el arte de la organización y el orden nos dan muchos consejos útiles. Una de las cosas que muchos de ellos recomiendan es asignar un sitio o lugar específico a cada una de las pertenencias. Cuando no le damos a cada cosa un lugar determinado, todo queda desparramado y en desorden. Cuando decidan el sitio ideal para cada conjunto de cosas, pongan etiquetas en los cajones, estantes y baúles, que digan, por ejemplo: «papeles de la escuela», «juguetes», «elementos deportivos», «mis tesoros», etc. Eso les permitirá encontrar todo con más eficiencia.
Para aquellos que son propensos al desorden, es conveniente dedicar un breve rato del día a la limpieza. Si cada día asignan unos minutos para ordenar, en lugar de ponerse a acomodar cuando todo está hecho un caos, verán que no es tan difícil mantener el cuarto organizado y limpio en forma constante. También pueden aprovechar ese momento para revisar que todos los apuntes y tareas escolares estén listos para el día siguiente.
En las escuelas japonesas existe la tradición de la «hora de limpieza», cuando los estudiantes se ocupan de ordenar y asear las aulas. Esta actividad los ayuda a respetar los edificios e instalaciones escolares, y les permite desarrollar el hábito del orden.
Esta costumbre, que aprendí cuando iba a la escuela primaria, luego me resultó muy útil cuando tuve que iniciar mi vida laboral.
No sé si conocerán la historia budista de un hombre muy rico llamado Sudatta. Fue quien construyó el célebre Monasterio de Jetavana —un edificio similar a los actuales centros comunitarios de la SGI— para su maestro, el buda Shakyamuni, y para sus compañeros practicantes.

Sudatta tenía una cualidad: disfrutaba haciendo las tareas que otros buscaban evitar a toda costa. De modo que, todas las mañanas, este hombre acaudalado madrugaba y se ponía a barrer los enormes jardines del monasterio.
Un día, Sudatta tuvo que salir de viaje con urgencia y no pudo llevar a cabo el aseo acostumbrado. Pero Shakyamuni, que venía observando la dedicación silenciosa de Sudatta, tomó la escoba y empezó a barrer en lugar de su discípulo. Cuando los demás practicantes vieron al Buda barriendo, se apresuraron a imitarlo.
Y al rato, cuando todos hubieron terminado, Shakyamuni les dijo: «Cuando uno limpia un lugar, también limpia su corazón y ayuda a purificar el alma de los semejantes. Uno adquiere belleza y cosecha la protección de los budas y deidades celestiales».
A la mañana siguiente, cuando Sudatta fue a retomar su labor habitual, Shakyamuni y un grupo de seguidores lo saludaron con una profunda reverencia, con ánimo de transmitirle cuánto agradecían su noble compromiso cotidiano.
Limpiar y ordenar no solo son actividades beneficiosas para nosotros mismos; también alegran y dan tranquilidad a nuestros amigos y familias.

Hace poco, cuando en Tokio hubo una terrible tormenta de nieve, un grupo de estudiantes de las Escuelas Soka de Segunda Enseñanza de Tokio —miembros de los equipos de fútbol y de béisbol que vivían en la residencia estudiantil— salió por propia iniciativa a despejar el camino de nieve desde la estación de ferrocarril, lo cual motivó la alegría de todo el vecindario.
Las personas que mantienen ordenado su ambiente suelen, también, ser mentalmente organizadas. Y creo que esto ayuda a tener un buen rendimiento académico.
Notarán que, en las bibliotecas, los libros se guardan en su debido lugar, para que todos puedan ubicar rápidamente el volumen que quieren leer.
Ya que hablamos de libros, la historia de la Soka Gakkai empezó con la publicación de un texto que se creó a partir de un gran trabajo de organización y de ordenamiento.
Como sabrán, el fundador y primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, era director de escuela primaria. Cada vez que le sobraba un minuto, anotaba sus reflexiones e ideas sobre la educación en papeles sueltos o al dorso de sobres usados. El resto de la gente no podía apreciar la enorme importancia de cada una de estas notas. Pero su discípulo Josei Toda las cuidó como un tesoro, las compiló, ordenó y editó, y de este esfuerzo salió esa obra capital de la educación que es El sistema pedagógico de la creación de valor.
Gracias a la organización magistral del maestro Toda, salió a la luz una nueva teoría educativa, publicada de una forma totalmente fiel al espíritu de Makiguchi
Ser ordenados y organizados también nos permite evitar accidentes. Por ejemplo, durante un terremoto los objetos sueltos o mal ubicados pueden caer de los estantes y causar lesiones graves si impactan sobre la cabeza de alguien.
Cada vez que visito alguno de nuestros centros comunitarios, me ocupo personalmente de verificar la seguridad de todas las instalaciones. Me fijo que todo esté acomodado y en orden, que las puertas y ventanas estén bien cerradas, que no haya focos potenciales de incendios ni otras causas de posibles percances.

Es fundamental prestar atención a las pequeñas cosas. Para mí, garantizar la seguridad de nuestros miembros es una enorme responsabilidad personal.
Quienes se desafían por cumplir un objetivo, por pequeño que sea y aunque nadie más repare en sus esfuerzos, son personas realmente admirables.
Quienes pueden ocuparse de las cosas por sí solos, sin duda alguna llegarán a ser excelentes líderes el día de mañana.
Quienes empiezan algo y perseveran en ello, aunque al principio no obtengan buenos resultados, serán los verdaderos triunfadores.
Con la mente despejada y un entorno limpio y ordenado, decidamos que este mes de tanta importancia sea un mes dinámico y digno de disfrutar.
(Traducción del artículo publicado en la edición del 1.° de febrero de 2013 del Boys and Girls Hope News [La esperanza de los niños], publicación mensual de la Soka Gakkai destinada al Departamento de Estudiantes de la Primaria).









