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¡De la negatividad a una brillante victoria! «Los tres obstáculos y cuatro demonios»

¡De la negatividad a una brillante victoria! «Los tres obstáculos y cuatro demonios»

¡De la negatividad a una brillante victoria! «Los tres obstáculos y cuatro demonios»

Humanismo Soka

domingo, 24 de agosto de 2025

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En esta edición profundizaremos acerca del concepto de «tres obstáculos y cuatro demonios»: ¿qué representan en nuestra vida?

En esta edición profundizaremos acerca del concepto de «tres obstáculos y cuatro demonios»: ¿qué representan en nuestra vida?

En esta edición profundizaremos acerca del concepto de «tres obstáculos y cuatro demonios»: ¿qué representan en nuestra vida?
¿Por qué surgen dificultades cuando avanzamos en nuestra práctica budista? 

Cuando un tren corre a mayor velocidad, aumenta la resistencia del aire. Cuando un barco acelera su marcha, se levantan olas más violentas.

De igual manera, en el mundo del budismo, cuando uno se dedica no solamente a la práctica para uno, sino también a la práctica para la felicidad de las personas de nuestro entorno, surgen lo que denominamos «funciones negativas», es decir, obstáculos que aparecen también como impedimentos a nuestra práctica. A estas funciones también se las llama «los tres obstáculos y los cuatro demonios».

Nadie espera tener que enfrentarlos. Esta es, sin duda, una reacción humana que todos podemos comprender. Sin embargo, los «tres obstáculos y cuatro demonios» surgen como un proceso natural de la práctica. El buda Nichiren señala que la aparición de estas funciones es un motivo de alborozo. Esto se debe a que vencerlos es necesario para lograr la Budeidad, porque nos permiten superar la oscuridad fundamental inherente a la vida.

El maestro Ikeda lo explica de la siguiente manera:

«El Daishonin expresa claramente que cuando nos esforzamos de verdad conforme a la enseñanza correcta y trabajamos para el kosen-rufu, sin falta, los tres obstáculos y los cuatro demonios competirán para surgir y obstaculizar nuestro camino. Esto es comparable a la resistencia del aire y a la turbulencia que experimenta un avión al iniciar el vuelo, y que lo hace ascender. De ello se sigue que si nos atemorizamos y retrocedemos a mitad de camino, jamás alcanzaremos nuestra meta. Por otro lado, si continuamos intrépidamente nuestro avance, así como un avión alcanza la altitud de crucero, sin duda nos remontaremos poderosamente hacia el futuro. Perseverando en la fe a través de cada obstáculo y luchando contra las funciones demoníacas, podemos transformar nuestro karma y lograr un estado de felicidad absoluta». [1]

Podríamos afirmar, entonces, que enfrentarse a las dificultades es el trampolín que conduce directamente a nuestra revolución humana. Por ello, cada obstáculo que superemos es producto de una inmensa alegría.

El segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, a menudo se refería a los tres obstáculos y los cuatro demonios afirmando que representaban los valles de capacitación y de aprendizaje que separan los cerros de los beneficios que vamos escalando camino hacia la gran montaña de la Budeidad. Lo importante es de qué manera los abordamos. Estos obstáculos han surgido porque decidimos por voluntad propia, desafiarnos en ascender las cumbres más elevadas de nuestra vida, y representan pruebas que al superarlas, nos permiten lograr una felicidad duradera imbuida de las cuatro nobles virtudes [2] de la Budeidad. [3]

¿De qué hablamos cuando hablamos de los «tres obstáculos»?

Los «tres obstáculos» –que podemos definir como funciones que obstruyen la práctica budista y neutralizan las buenas causas que uno ha acumulado en su vida– son:

  1. El obstáculo de los deseos mundanos: impedimentos a la propia práctica derivados de sentimientos como la codicia, el odio y la estupidez, que son inherentes a la vida de cada persona. Los deseos mundanos o pulsiones derivadas de la ilusión consumen la fuerza vital del ser humano, y hasta lo privan de energía para mejorar su vida.

  1. El obstáculo del karma: impedimentos que dificultan o impiden la práctica budista, en relación con el karma adverso grabado por cada persona. Este sería el caso de alguien que se aparta del camino correcto en la práctica budista en virtud de sus propios actos erróneos o incorrectos.

  1. El obstáculo de la retribución: obstrucciones a la práctica derivadas de la retribución kármica negativa por causas graves cometidas en existencias anteriores. Un ejemplo sería nacer en una época corrupta o en un ambiente hostil a la propia práctica budista.

Las personas que se oponen a nuestra práctica budista representan esas «funciones negativas» o «malas influencias desde el punto de vista del budismo. Pero no son malas personas en sí mismas o en forma inherente. En última instancia, depende totalmente del practicante mantener la fe firme o abandonar la práctica a raíz de la oposición de terceros. Cuando triunfamos sobre nosotros mismos, podemos ver a cada persona como una buena influencia positiva para nuestra vida. Para desarrollar esto aún más, cuando efectuamos un cambio en lo más profundo de nuestra vida, también podemos cambiar la vida de otros al ejercer una influencia positiva en los semejantes.

¿Cuáles son los denominados «cuatro demonios»?

Cuando hablamos de «cuatro demonios», referimos a aquellas funciones negativas intrínsecas a cada persona, que buscan destruir su espíritu y hasta privarla de su vida. Estos «cuatro demonios» son:

  1. El impedimento de los deseos mundanos: pulsiones derivadas de la ilusión que atormentan y confunden espiritualmente al ser humano e inhiben su sabiduría.

  1. El impedimento de los cinco componentes: desequilibrio en los cinco componentes (la mente y el cuerpo) –entre los cuales se considera el «impedimento de la enfermedad»– que produce sufrimiento y angustia, los cuales en última instancia conducen a deteriorar la fe de la persona.

  1. El impedimento de la muerte: puede ser el caso del fallecimiento de un practicante. Este impedimento no solo refiere al hecho mismo de morir, sino también a cuando la desaparición física de un creyente hace que otros alberguen dudas sobre la fe.

  2. El impedimento del Rey Demonio: actúa cuando la fe de los practicantes se destruye a raíz de las funciones del Rey Demonio, también conocido como «El Que Goza Manipulando a Su Voluntad el Producto de las Cosas Conjuradas por Otros», por su influencia sutil e insidiosa. El Rey Demonio es la expresión metafórica de la oscuridad fundamental inherente a la vida de las personas, que alude a la ignorancia primordial que nos impide ver que tanto nosotros como los demás, y cada cosa del universo, son entidades de la Ley Mística. Esta ignorancia esencial, origen de todas las otras ilusiones que causan sufrimiento y dolor, se manifiesta también en oscuros impulsos que generan actos negativos. La ilusión profunda que proviene de la ignorancia fundamental es la más difícil de reconocer e identificar, por lo que puede que no nos demos cuenta de su perniciosa influencia en nuestra vida y en la de los demás.

Acerca de la aparición de estos obstáculos en nuestra vida, el maestro Ikeda afirma: «Puede que nos sintamos asediados por estos impedimentos adversos, pero la realidad es todo lo contrario. El hecho de que surjan estos tres obstáculos y cuatro demonios muestra que estamos practicando la enseñanza budista correcta y avanzando en la dirección correcta». [4]

El Daishonin enseña que los tres obstáculos y los cuatro demonios surgen en el momento crucial en que uno está a punto de lograr la Budeidad. A su vez, en una carta que envió a uno de los hermanos Ikegami, expresó:

«Lograr la Budeidad es realmente difícil; más aún que la hazaña de clavar una aguja sobre la cima del monte Sumeru de este mundo y, después, desde la cumbre del monte Sumeru de otro planeta, lanzar un hilo y enhebrar la aguja con precisión». [5]

Al respecto, el maestro Ikeda afirmó:

«Con la sabiduría derivada de la fe, debemos detectar estas funciones, reconocer su verdadero propósito y naturaleza, tal como explican las enseñanzas de Nichiren Daishonin, y considerar su aparición como una oportunidad para transformar el karma. Debemos ponernos de pie con mayor coraje y convicción que nunca, hacer daimoku con determinación rotunda y arremeter hacia delante, dispuestos a triunfar. El Daishonin afirma: “Invariablemente aparecen los tres obstáculos y los cuatro demonios; pero cuando ello sucede, los sabios se regocijan, mientras que los necios se echan atrás". [6] O nos acobardamos y nos dejamos vencer por estas funciones destructivas –la negatividad propia de nuestra vida o de la vida ajena– o les plantemos desafío y profundizamos nuestra convicción en la fe. Esta diferencia en nuestra determinación definirá el resultado final.

El Daishonin se vio personalmente expuesto a pruebas tremendas, como la persecución de Tatsunokuchi y el exilio a Sado, pero las enfrentó con total compostura y confianza. Cuando un ser humano lucha contra grandes adversidades, puede establecer un estado de vida interior de felicidad indestructible. Su ejemplo, a la vez, puede incentivar a incontables personas a liberarse también de sus sufrimientos». [7]

Nosotros también, sea cual sea el impedimento que debamos enfrentar, ¡tomemos la profunda decisión de triunfar a partir de una fe valerosa!  A través de la entonación de Nam-myoho-renge-kyo, despejemos nuestro corazón de toda duda o temor, y avancemos en el camino de la revolución humana para iluminar como un faro de esperanza la propia vida y todo lo que nos rodea. De esta manera, podremos sin falta convertir cada obstáculo que debamos enfrentar en la fuente de una brillante felicidad.

CITAS

1 IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, Buenos Aires: Azul índigo, 2018, pág. 29.

2 La eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza constituyen lo que se conoce como «cuatro virtudes». Describe la noble cualidad de la vida del Buda, que se explica del siguiente modo: «Eternidad» alude a lo invariable y eterno; «felicidad» indica una tranquilidad que trasciende todos los sufrimientos; «verdadera identidad» alude a la naturaleza intrínseca y verdadera, y «pureza» significa «libre de ilusiones o de conducta errónea». Para seguir profundizando sobre este tópico, encontrará más información en la edición de marzo de 2025 de esta misma sección en la revista Humanismo Soka.

3 También «estado de iluminación»: supremo estado de vida que postula el budismo, caracterizado por una sabiduría y un amor compasivo sin límites. En esta condición, uno toma conciencia de la verdad eterna y fundamental que constituye la realidad de todas las cosas. La Budeidad el más elevado de los diez estados de la vida es la meta de la práctica budista.

4 IKEDA, Daisaku: Aprendamos de los escritos de Nichiren Daishonin: Las enseñanzas para lograr la victoria, «Los tres obstáculos y los cuatro demonios», publicado en la edición de noviembre de 2012 del Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai.

5 Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 668.

6 Ib.

7 IKEDA, Daisaku: Aprendamos del gosho, Buenos Aires: Azul índigo, 2019, pág. 171.

© Humanismo Soka - 2024

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