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¡Triunfar en el trabajo! | Los jóvenes y La nueva revolución humana

¡Triunfar en el trabajo! | Los jóvenes y La nueva revolución humana

¡Triunfar en el trabajo! | Los jóvenes y La nueva revolución humana

Humanismo Soka

domingo, 24 de agosto de 2025

domingo, 24 de agosto de 2025

A continuación, compartimos el artículo publicado en la sección «Los jóvenes y La nueva revolución humana», de la revista Humanismo Soka del mes de agosto del 2025.

A continuación, compartimos el artículo publicado en la sección «Los jóvenes y La nueva revolución humana», de la revista Humanismo Soka del mes de agosto del 2025.

A continuación, compartimos el artículo publicado en la sección «Los jóvenes y La nueva revolución humana», de la revista Humanismo Soka del mes de agosto del 2025.

«El éxito solo puede lograrse mediante el trabajo arduo»,1 expresó una vez Napoleón Bonaparte (1769-1821). El camino de la revolución humana se halla en el esfuerzo intenso y continuo, y el trabajo es un ámbito de la vida cotidiana que nos brinda la oportunidad de elevar y expandir nuestro estado de vida. ¿Cómo podemos actuar basados en la fe en nuestro trabajo?

Los escritos del Daishonin contienen enseñanzas de gran sabiduría para triunfar en el trabajo. El maestro Ikeda al respecto expresó: «Jamás olvidaré la inspiración que sentí en mis épocas de principiante en la fe, cuando leí este pasaje: “Considere el servicio que presta a su señor feudal como la práctica del Sutra del loto”.2 El Daishonin nos exhorta a considerar que el trabajo es parte de nuestra práctica budista».3

El trabajo puede ser un gran escenario para nuestro desarrollo como profesionales, pero también como seres humanos. Es allí donde se ponen en juego distintos aspectos de nuestra personalidad, y donde tenemos la oportunidad de pulir nuestro comportamiento. Además, el trabajo, inmerso en la comunidad en la que vivimos, nos permite entablar nuevas relaciones humanas y conocer más perspectivas sobre el mundo que compartimos. Es el espacio en el que tenemos la oportunidad de realizar contribuciones positivas a la sociedad a partir de nuestro esfuerzo.

Todo esto suena muy bien, ¡pero a veces es complejo ponerlo en práctica! Puede ocurrir que a veces sintamos ganas de hacer lo menos posible, la realidad es que esa inercia es enemigo de la felicidad. Por el contrario, mientras más nos esforcemos, sea lo que sea lo que estemos haciendo, más podremos expandir nuestras capacidades. Si vencemos nuestras tendencias internas a la pereza, la negligencia, el enojo, la arrogancia, la desconfianza o lo que sea que se manifieste en nuestra vida, podremos avanzar con la cabeza en alto hacia nuestros sueños. Y si actualmente nos encontramos realizando un trabajo que nos parece insignificante, solo nosotros podremos hacer del mismo el mejor escenario para nuestro crecimiento, haciendo surgir un espíritu de búsqueda capaz de aprender de todas las personas que nos rodean. Sea cual sea la tarea que tengamos entre manos, ¡demos lo mejor y acumulemos muchísima buena fortuna día tras día y mes tras mes! Si vivimos así, llegará el día en el que el trabajo será para nosotros nuestro mayor orgullo y satisfacción.

A lo largo de nuestra vida, es posible que tengamos que realizar distintas clases de trabajos. El maestro Ikeda contó sobre su juventud: «Me enorgullece decir que, en mi juventud, en todos los empleos y trabajos que tuve, de verdad me consagré al máximo y di lo mejor. El Daishonin cita un comentario del gran maestro T’ien-t’ai sobre el Sutra del loto: No existe ningún asunto de la vida o del trabajo que contradiga la realidad verdadera en ningún sentido. Este pasaje expresa el beneficio de quienes creen en el Sutra del loto. Ningún aspecto de la vida diaria o de la sociedad es contrario al verdadero aspecto de la vida. Aunque nuestro trabajo parezca insignificante, si lo hacemos basados en la fe, brillará con la luz de la Ley Mística.

Nada es tan noble como esforzarnos por hacer del mundo un lugar mejor. No hay ninguna necesidad de preocuparnos excesivamente por la clase de trabajo que nos toca hacer, por la magnitud de la empresa donde nos desempeñamos o por la posición que ocupamos en ella. Los que entonan Nam-myoho-renge-kyo y se esfuerzan cada día para contribuir a la sociedad están siguiendo el camino correcto para el logro de la Budeidad en esta existencia.»4

En el capítulo «Corrientes» del volúmen 22 de La nueva revolución humana, el maestro Ikeda narra sobre su encuentro con los miembros de la SGI de Hawai en Waikiki, el 23 de julio, donde asistió a la «Convención Hawai Azul». ¡Compartamos juntos esta grandiosa lectura!



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Mientras preguntaba a los miembros por sus trabajos, Shin’ichi Yamamoto se topó con un joven que había dejado el suyo para ayudar en los preparativos de la convención. Éste dijo con evidente descontento:

—El sueldo no era muy bueno y no reconocían mi capacidad. Mis jefes dijeron que tenía una mala actitud en el trabajo; se quejaban de mí todo el tiempo. Estoy convencido de que si entono mucho daimoku y me esfuerzo al máximo aquí, podré acumular buena fortuna y encontrar un mejor empleo.

El rostro de Shin’ichi se ensombreció. Comprendió que tenía que explicarle a este joven el verdadero significado de la fe.

—Lo hecho, hecho está y no tiene sentido lamentarse ahora por el pasado, pero te equivocas al pensar de esa manera. Por supuesto, es importante entonar daimoku y dedicarse con esmero a las actividades de Gakkai. Pero si sólo te centras en la práctica budista sin esforzarte seriamente en tu empleo, estás escapando de la realidad. Mientras tengas esa actitud, los resultados serán los mismos, no importa dónde trabajes.

»El señor Toda solía decir: “En el ámbito de la fe, tienen que rendir al máximo, pero en su trabajo, tienen que valer por tres”. Esa es la forma de vida de los miembros de Gakkai. Considera tu trabajo como parte de la práctica del Sutra del loto y dedícate a él con tesón. Cuando te esfuerces para convertirte en el mejor en lo tuyo y te ganes la confianza de tus superiores y compañeros, a la vez que haces un esfuerzo sincero por practicar el budismo, crecerás como persona. Eso es lo que yo hice. Día tras día, trabajé con ahínco hasta la medianoche para mantener funcionando los negocios del maestro Toda.

Shin’ichi no quería que los miembros adoptaran un enfoque superficial y errado de la fe. El budismo de Nichiren Daishonin es una filosofía para llevar a cabo nuestra revolución humana; brinda una práctica para forjarnos y pulirnos, para ser fuertes y sabios en el momento de enfrentar cada desafío y triunfar.

Luego le preguntó:

—¿Eres bueno nadando?

—No, no realmente.

—Imagina que vas a participar en una competencia de natación. ¿Qué necesitas hacer para ganar?

El joven contestó:

—Bueno, si quiero ganar, lo primero que tengo que hacer es entrenar mucho.

Haciendo un gesto de asentimiento, Shin’ichi siguió:

—¿Y después?

—Después consideraría diversas estrategias, como estudiar métodos de entrenamiento más efectivos. Por supuesto, también entonaría daimoku para ganar

—Esa es la actitud correcta. Si no puedes nadar bien, jamás ganarás una competencia de natación por el solo hecho de que practicas la filosofía budista. El budismo es razón. Un creyente no ora para triunfar sin hacer esfuerzo alguno. Si en esto consistiera el budismo, sólo le enseñaría a la gente a ser perezosa y corrupta.

El joven escuchaba atentamente con la mirada fija en Shin’ichi.

—Como miembro de la Soka Gakkai, tienes que esforzarte más que nadie en tu trabajo —continúo—. También es primordial que estudies y busques la manera de ser lo más eficiente y productivo posible en tu oficio. La fe y el daimoku nos permiten extraer una poderosa fuerza vital y la sabiduría necesaria para triunfar en cualquier empresa. Toda labor no sólo demanda gran dedicación, también presenta una diversidad de desafíos, como los problemas en las relaciones humanas y otras dificultades. Pero lo trascendental es que asumas tu trabajo como una posibilidad de pulirte y perfeccionarte como persona.

»Es muy importante que te apliques con tesón, hasta convertirte en alguien irremplazable y digno de confianza. De esa manera, tu rendimiento y reputación mejorarán, y obtendrás un mejor sueldo. Y de ser así, llegarás a apreciar el lugar en que trabajas.

»Cada mañana, durante el gongyo, debes orar con la determinación de que ese día harás tu máximo esfuerzo, que te convertirás en un triunfador en tu oficio y que demostrarás la fuerza de la fe budista. Esa es la clave para manifestar plenamente todo tu potencial y sabiduría. Cuando encuentres un nuevo empleo, por favor, empéñate con esa actitud y conviértete en un triunfador allí. Ese es el espíritu que distingue a los miembros de la Soka Gakkai.6



CITAS

1 Véase Bonaparte, Napoleón: Senso, Seiji, Ningen – Naporeon no Kotoba (La guerra, la política y el hombre: citas de Napoleón), trad. al japonés por Yasuo Yanagisawa, Tokio: Kawade Shobo, 1939, pág. 356.

2 The Writings of Nichiren Daishonin (WND), Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 752.

3 IKEDA, Daisaku: Los jóvenes y los escritos de Nichiren Daishonin: el trabajo y la fe, Parte 1 de 2. Artículo el 17 de febrero de 2010 en el Diario Seikyo, periódico de la Soka Gakkai.

4 Ib.

5 Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 948.

6 IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, Buenos Aires: Azul Indigo, 2019, vol. 22



© Humanismo Soka - 2024

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