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En estas fiestas, ¡creemos armonía! | La importancia de trascender las diferencias y dialogar sinceramente con las personas

En estas fiestas, ¡creemos armonía! | La importancia de trascender las diferencias y dialogar sinceramente con las personas

En estas fiestas, ¡creemos armonía! | La importancia de trascender las diferencias y dialogar sinceramente con las personas

Humanismo Soka

viernes, 26 de diciembre de 2025

viernes, 26 de diciembre de 2025

Las fiestas de fin de año suelen ser un momento en el que compartimos con nuestra familia y amigos, nos reencontramos con nuestros seres queridos y muchas veces con aquellas personas con las que quizás no nos llevamos tan bien o con quienes sentimos que tenemos diferencias. Pero, ¿por qué es importante generar unión con los demás? ¿Cómo llevar adelante diálogos sinceros, escuchando genuinamente a los demás? ¿Y cuál es la clave para crear armonía allí donde estemos?

Las fiestas de fin de año suelen ser un momento en el que compartimos con nuestra familia y amigos, nos reencontramos con nuestros seres queridos y muchas veces con aquellas personas con las que quizás no nos llevamos tan bien o con quienes sentimos que tenemos diferencias. Pero, ¿por qué es importante generar unión con los demás? ¿Cómo llevar adelante diálogos sinceros, escuchando genuinamente a los demás? ¿Y cuál es la clave para crear armonía allí donde estemos?

Las fiestas de fin de año suelen ser un momento en el que compartimos con nuestra familia y amigos, nos reencontramos con nuestros seres queridos y muchas veces con aquellas personas con las que quizás no nos llevamos tan bien o con quienes sentimos que tenemos diferencias. Pero, ¿por qué es importante generar unión con los demás? ¿Cómo llevar adelante diálogos sinceros, escuchando genuinamente a los demás? ¿Y cuál es la clave para crear armonía allí donde estemos?

Compartir con nuestros seres queridos luego de esforzarnos durante todo un año es una grandiosa oportunidad. Ya sea con nuestros amigos, con una gran o pequeña familia, estas fechas nos permiten valorar a cada persona que forma parte de nuestra vida. Nichiren Daishonin escribe: «Tratar a los amigos con cortesía significa saludarlos cordialmente, evitando toda indiferencia, como si hubiesen viajado mil o dos mil millas para venir a vernos, aunque nos crucemos con ellos diez o veinte veces en el término de un solo día». [1]

Muchas veces nuestras diferencias con los demás generan asperezas, que nos alejan de las personas. Pensando que «tenemos la razón» o «estamos en lo correcto», priorizamos lo que consideramos por sobre la unión con quienes nos rodean. Sin embargo, desde el punto de vista del budismo, «lo correcto» no trata sobre ganar una discusión o convencer a las personas de que piensen igual que uno mismo, sino en trascender cualquier distinción para unirnos en la humanidad que compartimos, conscientes del infinito potencial que posee la vida de la persona que tenemos al frente.


¿Qué es el «Camino Medio»?

El budismo expone la doctrina del Camino Medio. Lejos de ser una visión «tibia», es el eje que nutre la decisión de construir verdadera paz entre los seres humanos. El Buda Nichiren Daishonin explica el verdadero significado del Camino Medio:

«La vida es, sin duda, una realidad inescrutable, que trasciende las palabras y los conceptos de existencia o no existencia; no es existencia ni no existencia, y sin embargo exhibe las cualidades de ambas. Es la entidad mística del Camino Medio, la realidad suprema. Myo es el nombre que se le da a la naturaleza mística de la vida». [2]

El maestro Ikeda lo explica así: «el Camino Medio no es un estado neutral o pasivo, ni es la media ponderada entre dos extremos. Antes bien, es el proceso que nos lleva a entrar en el Camino, de acuerdo con la verdad y la razón. Es vivir basados en una concepción holística e integral de la vida. 

En el mundo hay toda clase de dualidades: está la existencia y la no existencia; el bien y el mal; el materialismo y el espiritualismo; está el capitalismo y el comunismo; lo autóctono y lo extranjero; la mayoría y la minoría; el yo y el otro, y así sucesivamente.

Cuando nos dejamos regir por estas dualidades, tendemos a favorecer un elemento y a rechazar el otro. 

Sin embargo, la visión budista del Camino Medio es totalmente distinta. No rechaza ningún lado, pues ambos existen en los seres humanos. El verdadero budismo es una enseñanza universal que abarca la totalidad. Vivir en la grandiosa vía del Camino Medio es emplear positivamente todas las cosas y crear valor renovado.

El Camino Medio, por cierto, no es una senda fácil de transitar. Es una ruta compleja, que exige de nosotros una tremenda sabiduría; es el camino honorable y excelso que recorren los campeones del espíritu. Esta sabiduría surge cuando se vive de acuerdo con la consigna de trabajar siempre para el pueblo y junto al pueblo. 

El Camino Medio es una forma de vida basada en la convicción inapelable en la dignidad de todas las personas; en valorar a cada sujeto y en mantener las raíces siempre bien afirmadas en la tierra del pueblo. Por ende, es un principio esencialmente pacifista. Rechaza los extremismos violentos disparados por la impaciencia, en favor de un gradualismo constante que respeta cabalmente la nobleza del ser humano y de una filosofía de genuino humanismo». [3]


La paz del mundo comienza por uno

Es parte de la vida encontrar diferencias con las personas. Quizás, puede ocurrir que no comprendan nuestras decisiones, o incluso la filosofía en la que uno basa su vida. A veces, incluso podemos encontrar oposición de nuestros seres queridos a la práctica budista. Sin embargo, tenemos que perseverar con actitud solidaria y humilde, orando sinceramente por la felicidad de cada uno de ellos. «Pues si decepcionamos a nuestros familiares a raíz de nuestra práctica, ¿cuál es el sentido de la fe?» [4], expresa el maestro Ikeda. Y continúa:

«Es muy tonto discutir por cuestiones de fe. Además, cuando los miembros de la familia que no practica se oponen a la fe de una persona, las más de las veces no es porque objeten su fe en sí, sino porque objetan algo en la conducta de esa persona. Es bastante común que la gente atribuya sus problemas de pareja a cuestiones de la fe. 

Desde luego, esta clase de situaciones se deben fundamentalmente a nuestro karma. Y, a veces, son funciones de los tres obstáculos y los cuatro demonios. Por eso, el Daishonin dice: “No deberían lamentarse, aun si son hostigadas a causa de su fe en esta enseñanza”. Lo importante es mantener una fe constante y firme, porque ésta es la base de la felicidad.

Necesitamos profundizar y fortalecer nuestra fe. Esta es la base de cualquier logro. Entonces, podremos guiar a toda nuestra familia por el camino de la felicidad. Fe firme no significa adoptar poses heroicas, sino poseer un estado de vida que nos permita sentir auténtica preocupación y consideración por los demás. Hasta en el acto más ínfimo de amabilidad resplandece una luz brillante». [5]


¿Dónde existe la armonía?

Practicar el budismo no es simplemente concretar objetivos individuales  y sentir alegría uno mismo. El budismo existe para que podamos ampliar al máximo nuestra condición de vida, permitiendo que cada una de las victorias que creamos también aporten positivamente en la vida de los demás, orientando el devenir de todos nuestros amigos, familiares, seres queridos y de toda la sociedad hacia la verdadera felicidad. Éste es el potencial que uno despliega cuando basa su vida en una fe genuina, realiza la práctica para uno y para los demás y se basa en el vínculo inseparable de mentor y discípulo.

Por supuesto, no todos somos iguales ni pensamos lo mismo. Pero cada diálogo que emprendemos nos brinda la oportunidad de fortalecer nuestra convicción, atesorar a una persona más, abrir nuestro corazón y avanzar en la propia revolución humana. Cada encuentro con cada persona es el escenario en el que podemos hacer realidad el kosen-rufu. En este sentido, reconfirmemos las siguientes guías del maestro Ikeda:

«Es fácil barajar palabras como “prueba real” o “revolución humana”, pero en realidad, son cuestiones muy serias y complejas. Es importante que seamos nosotros mismos, y que podamos decir, humildemente: “Miren, yo estoy pasando por este problema. Pero voy a superarlo totalmente, pase lo que pase. Voy a esforzarme en mis actividades dentro de la organización, y a concretar una prueba de mi revolución humana. Esta es mi situación, pero lo que yo deseo es que podamos trabajar juntos por el kosen-rufu”. Lo fundamental es que, al final, logremos ser felices. Es algo totalmente previsible y natural que, en el trayecto, un ser humano deba enfrentar los más diversos obstáculos. 

Supongamos que algo malo le pasa a un hijo de ustedes. No tienen descanso ni alivio... Pero tampoco pueden morirse y huir de la situación. Así que deben poner lo mejor de ustedes y esforzarse por transformar el problema. A eso se le llama convertir los deseos mundanos en iluminación. 

Lo importante es que nuestra vida resplandezca, y que vivamos fieles a nosotros mismos. Este es el significado de “revelar nuestro potencial verdadero y supremo”. Tenemos que hacer brillar nuestra vida.

La forma de asegurar el cambio de la sociedad es superar las pequeñas olas de conflicto que se alzan en el seno del hogar, una tras otra, y construir una familia armoniosa. La reforma social que llamamos kosen-rufu sólo puede erigirse sobre un cimiento sólido, trazado por la transformación colectiva de todas y cada una de las familias». [6]

Tal como nos alienta el maestro Ikeda, la paz mundial comienza por el triunfo de la armonía en nuestro núcleo familiar, tenga la forma que tenga. Es importante que tengamos la convicción de que construir la paz parte de abrir nuestro corazón a la persona que tenemos al frente. Desde la visión de la ley de causa y efecto que el budismo expone, la «causa» que generamos hacemos surgir la valentía de actuar movidos por el deseo de que los demás sean felices es infinitamente más virtuosa que cuando simplemente nos quedamos en el molde, juzgamos a los demás por ser distintos y nos cerramos a generar vínculos de vida a vida.

Vivimos en una sociedad llena de «grietas», en la que se encasillan a las personas como «buenas» y «malas» en términos absolutos, creando abismos entre las personas. Y la dinámica en las familias no suele escapar de esta misma lógica. Por eso, nuestra presencia y decisión de crear unión puede cambiar el rumbo de todas las cosas. Así como con una sola persona alcanza para encender la luz de una habitación, también nuestra fe y perseverancia pueden iluminar la vida de nuestros seres queridos. Entonces, en este cierre de año, ¡juntos avancemos jubilosamente, entablando diálogos sinceros que abran el camino a la armonía y la paz para toda la sociedad!



CITAS

[1] The Writings of Nichiren Daishonin (WND), Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, págs. 636.

[2] Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, pág. 4.

[3] IKEDA, Daisaku: La Sabiduría del Sutra del loto, Buenos Aires: Azul índigo, 2024, vol. IV, cap. «La victoria de una revolución familiar», pág. 317.

[4] [5] [6] Ib.



© Humanismo Soka - 2024

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