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Un «rival» que nos impulse a crecer: de la competencia a la cooperación

Un «rival» que nos impulse a crecer: de la competencia a la cooperación

Un «rival» que nos impulse a crecer: de la competencia a la cooperación

Humanismo Soka

miércoles, 10 de diciembre de 2025

miércoles, 10 de diciembre de 2025

En esta edición de Soka Global, compartimos un artículo publicado en el Diario Seikyo, periódico de la Soka Gakkai, en la sección «Vivir en tiempos de crisis - Filosofía de esperanza», el 15 de febrero de 2025. Este material también se encuentra disponible en la revista Humanismo Soka de mayo del 2025.

En esta edición de Soka Global, compartimos un artículo publicado en el Diario Seikyo, periódico de la Soka Gakkai, en la sección «Vivir en tiempos de crisis - Filosofía de esperanza», el 15 de febrero de 2025. Este material también se encuentra disponible en la revista Humanismo Soka de mayo del 2025.

En esta edición de Soka Global, compartimos un artículo publicado en el Diario Seikyo, periódico de la Soka Gakkai, en la sección «Vivir en tiempos de crisis - Filosofía de esperanza», el 15 de febrero de 2025. Este material también se encuentra disponible en la revista Humanismo Soka de mayo del 2025.

Daisuke Kanama es profesor en el Instituto de Ciencias Integradas de la Universidad de Kanazawa, Japón. Comenzó estudiando Física Aplicada hasta que, durante su doctorado, quedó fascinado por la gestión de la innovación durante una estancia en Estados Unidos. Desde entonces ha estudiado Teoría de la Innovación, Teoría del Marketing, entre otros. En el presente artículo compartimos algunas reflexiones que brindó en una entrevista con reporteros del Diario Seikyo, sobre cómo la figura de un rival puede enriquecer nuestra existencia y cómo una competencia saludable puede impulsar el crecimiento mutuo.

UNA SOCIEDAD QUE HA PERDIDO EL ESPÍRITU DE «DAR UN PASO MÁS»
Hoy en día, hay muchas personas que piensan: «no quiero competir con los demás». Los universitarios y los jóvenes trabajadores también tienden a evitar la competencia a toda costa. Cuando los escuchas, te das cuenta de que, aunque tienen miedo de perder, en realidad tampoco quieren ganar. A veces, el motivo de esto es porque no quieren que la otra persona se sienta mal si uno gana. En la década del 70 se criticó la competitividad excesiva. Es importante mejorar los aspectos negativos que surgen de una mentalidad excesivamente competitiva, como la creación de un ambiente de trabajo incómodo. Sin embargo, al rechazar la competencia de manera tan radical, la sociedad ha caído en una especie de conformismo: todos deben ser iguales, moverse al mismo ritmo, sin destacar demasiado. Esto ha generado una fuerte presión hacia la homogeneización. Fue allí donde se perdió el espíritu de «esforzarnos en dar un paso más». En el campo de la innovación que estudio, sabemos que la presencia de buenos competidores conduce a «pequeños desafíos» y «pequeños descubrimientos». Incluso en la vida cotidiana, tener un ligero espíritu competitivo te anima a poner un poco más de esfuerzo y a pensar: «si esa persona pudo hacerlo, yo también puedo». Sin embargo, hoy en día se está extendiendo entre los jóvenes la percepción de que el trabajo duro es algo que hacen las personas con talento. Por ejemplo, si un compañero de clase hace una excelente presentación de una investigación en un seminario universitario, fácilmente podríamos etiquetarlo como un «estudiante sobresaliente» y verlo como alguien completamente diferente a nosotros. Al hacerlo, evitamos la competencia, pero al mismo tiempo se hace más difícil realizar un esfuerzo o asumir desafíos para no perder contra esa persona. A su vez, un enfoque de cooperación mal entendido puede llevar a una imitación vacía, sin espacio para los fracasos ni para el dolor que conlleva el verdadero desafío. Y sin eso, no hay crecimiento ni aprendizaje. Lo que se necesita es un entorno competitivo ideal que reactive los aspectos positivos de la competencia sin perder los beneficios de la cooperación. Sugiero que la clave está en tener «rivales».

LAS PERSONAS QUE TIENEN RIVALES SON UN 39% MÁS FELICES
Realizamos dos encuestas sobre este tema, dirigidas a personas de 20 a 40 años. Una fue un cuestionario a aproximadamente 1200 personas, y la otra fue una entrevista a adultos trabajadores y a estudiantes universitarios o de posgrado. Los resultados fueron interesantes. Descubrimos que las personas que tienen contrincantes están un 26% más motivadas en el trabajo y un 33% más satisfechas con su trabajo que quienes no los tienen. Además, su sensación de crecimiento fue un 36% mayor, sus ingresos anuales fueron un 28% mejores y su felicidad fue 39% mayor. Creo que se debe a que los rivales son personas que pueden enseñarnos cosas: nos ayudan a ver nuestra ubicación actual y nuestros objetivos futuros en términos concretos. Por ejemplo, volviendo al caso de la presentación de una investigación en un seminario, cuando un estudiante reconoce a un compañero como rival, se verá a sí mismo objetivamente comparándose con esa persona. Luego, sus objetivos se vuelven más concretos, como «quiero hacerlo sin mirar mis apuntes como lo hizo esa persona» o «quiero expresarme en público sin problemas». Lo que debemos tener en cuenta aquí es que una vez que aparece un competidor, nuestro «nivel de felicidad» disminuirá. Al competir con oponentes de igual habilidad o ligeramente superior, perderemos más veces. Es doloroso cuando fracasamos, pero a partir de ese momento podemos trabajar duro para ganar o intentar un camino diferente. Después de algún tiempo de prueba y error, eventualmente llegaremos a un punto en el que nuestros niveles de felicidad serán más altos que antes. En la actualidad, en nuestra vida cotidiana, tenemos menos oportunidades de sentir nuestro propio «pequeño crecimiento». Si puedes ver objetivamente dónde estás ahora a través de tus rivales, podrás notar las pequeñas mejoras y los cambios triviales que han ocurrido desde entonces. No quiero imponer la idea de que los rivales o la competencia son «imprescindibles». Solo quiero decir que, si deseas crecer, tener un rival puede ser de gran ayuda.

EL «LADO OSCURO» DE LA COMPETENCIA
Hay investigaciones que muestran el «lado oscuro» de tener rivales. Por ejemplo, en el trabajo es posible que se oculte información necesaria para un colega hacia el que sentimos un espíritu competitivo o exista un comportamiento poco colaborativo. ¿Por qué intentamos hacer tropezar a los demás? Una razón es que burlar a tu oponente te da una ventaja. Antes de darnos cuenta, el «quiero ganar» se convierte en «tengo que ganar», y en algún lugar del corazón aparece el sentimiento de esperar que la otra persona fracase. Tener un rival también nos permite ver nuestro «lado oscuro» (nuestra negatividad). En una entrevista, alguien dijo: «en realidad, quiero ser alguien que se mantenga inquebrantable, sin importar quién aparezca». Siempre que conocemos a alguien increíble nos asombramos y sentimos cierta desesperanza. Y odiamos sentirnos arrastrados por esas emociones. Existen dos formas para abordar este lado oscuro. La primera es adoptar una perspectiva a largo plazo. En la investigación se descubrió que algunas personas eran más conscientes de sí mismas y trabajaban más porque tenían rivales. A medida que pasa el tiempo, estas personas llegan a un punto en el que comienzan a darse cuenta de que han crecido. La segunda es aceptar esa parte de nosotros mismos. Todo el mundo tiene un lado oscuro. Es saludable reírnos de nosotros mismos, como quien le cuenta a un amigo: «¡qué envidioso soy a veces!». Realmente respeto a las personas que pueden transformar las emociones negativas en energía positiva y seguir adelante. Mi especialidad en el posgrado fue Física Aplicada. Sin embargo, cuando fui a Estados Unidos a estudiar por una beca de investigación, conocí a un colega al que solo se lo puede describir como un genio. Yo no era rival para él en términos de conocimiento o habilidad, y me vi obligado a enfrentar mi propia oscuridad. Quizás fue por él que, al regresar a Japón, terminé decidiendo cambiar mi campo de especialización a Administración de Empresas. Años después, tras ver mi investigación sobre la Teoría de la Innovación, aquel compañero me elogió a través de un correo electrónico. La experiencia de enfrentar en ese momento mi lado oscuro me dio la motivación para emprender un nuevo camino, y me ha llevado a ser quien soy. Siempre me he preguntado: «¿contra qué luchan las personas que constantemente triunfan?» En mi investigación, las personas que ganaron de manera abrumadora también respondieron comúnmente que «mi rival era yo mismo». Competir con nuestro yo del pasado no es nada más que «actualizar nuestra mejor versión personal». El rival más cercano que cada uno puede encontrar es uno mismo. Se puede decir que las personas que siguen siendo triunfadoras son aquellas que continúan luchando consigo mismas. Para lograr esto, necesitamos ir más allá de nuestra «zona de confort».

LA COOPERACIÓN NACE DE LA COMPETENCIA: EL MOMENTO EN QUE BRILLA UN PERSONAJE SECUNDARIO
Diario Seikyo: El primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, defendió la competencia humanística como una forma de competencia cooperativa. Creo que lo que necesitamos es una «buena competencia» que haga resaltar las fortalezas de cada uno.

Estoy totalmente de acuerdo. Hay momentos en que la cooperación surge de la competencia. Existe una profunda conexión entre la rivalidad y la verdadera colaboración. Las personas que son claramente competitivas entre sí no se llevarán bien al principio. Sin embargo, cuando se produce algún tipo de concesión, como proporcionar información sobre un producto de gran éxito, la relación cambia. Para crear una buena relación competitiva, es útil establecer objetivos comunes y participar en conjunto de encuentros de capacitación. Por ejemplo, incluso los colegas que compiten entre sí por los resultados de ventas pueden cooperar entre sí si comparten el objetivo común de mantener viva a la empresa. En el mundo del deporte, es común que los competidores se ayuden entre sí y mejoren a través de compartir el mismo campo de entrenamiento. De la misma manera, en el trabajo, poner a un rival en el mismo equipo puede ser la mayor fuente de energía.


Diario Seikyo: A medida que resaltan las fortalezas de cada uno, también podrán perfeccionar sus propias fortalezas únicas. Cada uno de los 10 grandes discípulos de Shakyamuni, incluido Shariputra, quien es «el primero en sabiduría», manifiestan sus propias fortalezas y misión únicas.


Es un tema muy interesante. A través de mis investigaciones, también creo que cada uno tiene un aporte que solo esa persona puede hacer. En el anime y el manga, los personajes que no son principales y tienen poca presencia se los llama «personajes secundarios». En la vida real, hay momentos en que los personajes secundarios brillan. Incluso si eres alguien que no suele ser visible, cuando analizas tu rol y persigues algo que solo tú puedes hacer, podrás realizar una contribución al equipo que solo tú puedes realizar. Por ejemplo, en el béisbol, puede haber un bateador que sea fuerte para lanzadores tipo «underslow» (que en lugar de lanzar por arriba lo hacen desde abajo) o un corredor que ha acumulado entrenamiento especializado para los días de lluvia. Incluso si no puedes convertirte en un jugador titular, seguramente hay algo que solo tú puedes aportar. Es difícil encontrarlo, pero entonces ahí es cuando sugiero tener un rival. No tiene que ser nadie especial: la importancia de tener un rival radica en el crecimiento personal. Las personas pueden ver a los demás como rivales y a veces pueden sentir celos o envidia, pero aun así trabajan duro a su manera: si dos personas continúan creciendo de esta forma, surgirá una relación de cooperación. Cuando sucede esto, tu rival ya no es solo «alguien contra quien no quieres perder», sino que pasa a ser un compañero que vela por tu crecimiento y una presencia indispensable en tu vida.



(Traducción del artículo publicado en febrero de 2025 en el Diario Seikyo, periódico de la Soka Gakkai).

© Humanismo Soka - 2024

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